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Valores endebles generan adoración a narcos

Elmer Mendoza, escritor de la negrura, sostiene que la violencia se convirtió en una farándula que ventila los valores endebles de una sociedad abrumada por la crueldad.

Su acento norteño es tan innegable como su voz aguardientosa. Su actitud es relajada, pero sus palabras contundentes como balas. Como Dostoievski, cree que el hombre es un animal de costumbres. Su rutina es estricta. ¿Espontaneidad? Para nada. El trabajo diario, asegura, es lo que conforma la madera de casi todos los buenos escritores. Entre whiskey, copas de vino y buena comida sinaloense, por las mañanas a veces escucha las ráfagas de los cuernos de chivo que le recuerdan que vive en México, este oscuro país que lee sus novelas negras.

___¿Cuál es el reto de escribir este género en el México de los baños de sangre?

___Hasta hace algunos años era un género muy despreciado. A Paco Ignacio Taibo II lo querían tumbar los críticos decentes. Él nos heredó la temeridad para seguir escribiendo y adquirir una formación comprometida. Hoy, nuestro mayor reto es hacer las cosas bien. Ya hemos pasado por encima de los puristas y competimos con cualquier escritor del mundo. El siguiente paso es capacitar a los escritores jóvenes.

___¿La violencia causada por la guerra contra el crimen organizado ha provocado el crecimiento de este género?
___No creo. El crimen organizado lo único que ha conseguido es el desprestigio de nuestro país. La literatura puede sobrevivir de otra manera. La humanidad, desde Adán y Eva, ha vivido delitos. Y hay que contarlos. El delito es tan complejo como el ser humano que lo comete. En el imaginario de los mexicanos, la muerte de un delincuente provoca alegría.

___¿En qué momento se da cuenta que quiere ser escritor?
___A los 28 años. Ya era profesionista. Cambié mi vida para convertirme en escritor. Me di cuenta que tenía mucha facilidad para contar historias relacionadas con la violencia. Siempre fui lector asiduo de novelas policíacas y a principios de los 90 descubrí que yo también podía escribirlas. Fueron 20 años de entrenamiento para poder publicar Balas de plata. La novela policíaca es un género muy serio, exigente, demandante y preciso; responde a una matriz perfecta.

___¿Qué es lo que más le atrae de la mente de un asesino?
___Nunca he tenido oportunidad de platicar mucho tiempo con un asesino; no tanto como para que pudiera sincerarse. Me sorprende el momento en que desconocen la mirada del ser humano al que están a punto de matar sin sentir ni placer ni tristeza. Una frialdad absoluta que me genera escalofríos. Una falta de reflexión total que nos hace preguntarnos si su cerebro funciona correctamente. Muchos asesinos actúan de manera mecánica. Es devastador. 

Lo que más me sorprende es la cantidad de público que consume este tipo de contenidos, sobre todo las clases populares”


___¿Cómo se nutre mentalmente para escribir sus historias?
___Leo muchas novelas negras y estoy al pendiente de lo que acontece en la realidad. Creo que casi todo lo extraigo de las noticias que leo. También veo mucho cine. En estos momentos releo Cien años de soledad y después regresaré a Jo Nesbø. No sigo una rutina estricta para mis lecturas. Utilizo recursos literarios que no necesariamente provienen de historias policiacas.

___¿Qué clase de escritor es usted: espontáneo o disciplinado?
___El novelista no puede ser indisciplinado. Escribo todos los días. Empiezo a las 5:30 horas. Por prescripción médica debo escribir por periodos cortos. No puedo excederme de una hora. Soy un hombre de rutinas: camino, desayuno, trabajo, doy una vuelta por el jardín, vuelvo a trabajar y así se me pasa el día. Todos los días tengo que hacer algo, aunque hay ocasiones en las que sí me canso mucho, ya sea por las actividades académicas o por la promoción de mis libros. La gran enseñanza de los grandes escritores es el trabajo y la constancia. Hay que trabajar. Las novelas no se escriben solas.

___¿Qué significa Culiacán para usted? Además de ser su ciudad natal, ha decidido quedarse ahí pese a la inseguridad...
___Vivimos muy cerca del río, en el límite entre una zona pacífica y otra violenta. Algunas mañanas escucho las descargas de las AK-47; otras escucho fiestas y otras no se escucha nada. Me encanta la comida de mi tierra. La gente es muy afectuosa. Tengo una familia muy amorosa que me ha hecho trabajar a mi máximo potencial.

___¿Tiene algún vicio?
___De los peligrosos no. Tomo té verde y café. Bebo al menos un whiskey al día, con un hielo. Bebo vino tinto, pero puedo pasar un mes sin probarlo y no pasa nada. No tuve la suerte de tener una adicción demandante.

___Pérez-Reverte asegura que usted se parece mucho a su personaje El Zurdo Mendieta... ¿Que opina sobre ello?
___¡Ese Arturo siempre me pone trampas! Me conoce bien. Llevamos 15 años de amistad. Él ha venido Culiacán y yo he ido a Madrid. Conocemos las formas en las que nos acercamos a nuestros personajes. Él piensa que hay similitudes entre El Zurdo y yo, aunque yo, la verdad, creo que no me parezco, porque a mí no me gusta vestirme de negro y a él sí; yo tengo suerte con las chicas y él no; yo no soy alcohólico, pero él sí. Hay semejanzas en nuestros temperamentos: somos temerarios, arriesgados, intuitivos y tercos. Y nos gusta comer bien.

___¿El buen escritor debe ser terco?
___Claro. No veo otra manera. Siempre me ha costado trabajo ponerle punto final a mis novelas. En ese sentido me parezco a El Zurdo: siempre quiero ver algo más allá. La buena literatura casi nunca sale a la primera. La mayoría de los escritores debemos trabajar arduamente y fijarnos en los detalles: vigilar nuestras historias y estar con ellas. La creación literaria exige la convivencia entre el autor y sus personajes.

___Hace poco Netflix estrenó la serie que narra el encuentro entre Kate del Castillo y El Chapo. ¿Estamos ante la farandulización del narcotráfico?
___Sí, es horrible. Yo le echo la culpa a los colombianos: son los maestros en estos temas. Hace varios años creía que nuestras televisoras estaban dejando ir una parte importante del mercado al no contar historias sobre el crimen organizado; pensaba incluso que no se atrevían porque tenían una especie de compromiso con el gobierno.

Pero ahora me parece bien que la televisión mexicana se haya alejado. Hemos caído en la farandulización del narcotráfico. Este tipo de producciones se convertirán en un instrumento de engaño. Los capos, en la vida real, es muy feo, pero cuando lo llevan a la pantalla resultan muy apuestos.

___¿Series como El Señor de los Cielos o Narcos representan una apología del crimen?

___No creo. Aquí quien debe decidir qué ver es el televidente, no las productoras. El crimen siempre estará ahí como materia prima para contar historias, pero también como tablero de emergencia para que los hombres no sigan sus impulsos asesinos y distingan las fronteras entre el bien y el mal. Lo que más me sorprende es la cantidad de público que consume este tipo de contenidos, sobre todo las clases populares.

___¿Qué opina sobre la adoración hacia los narcotraficantes?
___Es un peligro real. Adoramos narcos porque nuestros valores morales son muy endebles. Admirar a Escobar Gaviria o a Guzmán Loera es el resultado de una educación deficiente. ¿Cuáles son los valores que hemos aprendido en nuestra comunidad? Independientemente de los contenidos televisivos o literarios, la responsabilidad recae en todos, sobre todo, en los padres y en los maestros, nuestros principales formadores. No podemos permitir que las personas que hacen el mal se conviertan en modelos.

___¿La ausencia de Dios conduce a la barbarie?
___En México los delincuentes son muy religiosos. Los sacerdotes deben participar en la construcción de valores del país. El proyecto
del papa Francisco busca recuperar laempatía por el otro. Necesitamos recuperar nuestra humanidad.

___¿Es usted muy creyente?
___Voy a misa para calmarme. Soy católico y a la iglesia a la que voy en Culiacán siempre está atestada de gente.

___¿Qué música le gusta?
___Debussy me apacigua, Rachmaninov me pone loco y Paganini me enferma.

___¿Y el rock?
___Led Zeppelin es mi banda de toda la vida, aunque reconozco la grandeza de The Beatles.

___¿Y la música norteña?
___Uf, claro que sí: la bailo, la canto y la toco. Crecí escuchando las rancheras de Lola Beltrán, Jorge Negrete y José Alfredo Jiménez. Me encantan Los Cadetes de Linares, Los Alegres de Terán y Los Broncos de Reynosa. Es música que nunca voy a olvidar por los tantos momentos gratos que me hizo pasar.

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