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Vail es mucho más que nieve

Las montañas de Vail tienen mucho más que ofrecer que esquí y snowboard. La calidez del verano invita a recorrer los cerros con una excursión en la que arroyos, pinos y fauna autóctona se vuelven una constante.

Las montañas de Vail tienen mucho más que ofrecer que esquí y snowboard. La calidez del verano invita a recorrer los cerros con una excursión en la que arroyos, pinos y fauna autóctona se vuelven una constante.

Lo único que ha hecho el hombre en el White River National Forest es marcar un sendero que se extiende cerca de tres kilómetros antes de necesitar equipo especial para escalar. Paul y Ken son los guías de Paragon Guides y brindan la posibilidad de realizar el ascenso en compañía de un par de llamas, sobre las cuales montan todo lo necesario para poder armar un picnic a las orillas de un riachuelo. Salmón ahumado, humus, carnes frías y una selección especial de pan sirven para recargar baterías.

Con cada paso el terreno se complica, pero el paisaje mejora. Además, los líderes de la expedición atienden cada duda que pueda surgir durante el camino. Paul solía ser un banquero en Denver, pero el gusto por la naturaleza lo obligó a dejar la oficina y a cambiar de profesión. Ahora explica cada detalle de la vida natural de Vail. El trayecto, aparte de ejercitar las piernas, se convierte en un estímulo sensorial. El color verde, el sonido de agua corriendo y la poca presencia humana logran borrar el estrés de cualquier ciudad.

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Experiencia única

La opción es ascender al Eagles Nest en los teleféricos que parten de la góndola número 19 ubicada en Lionshead.

Para quienes disfrutan de actividades con mayor movimiento, la opción es ascender al Eagles Nest en los teleféricos que parten de la góndola número 19 ubicada en Lionshead. La subida dura aproximadamente cinco minutos y en la cúspide se pueden realizar recorridos en tirolesa, pruebas de habilidad con cuerdas o descensos a gran velocidad sobre salvavidas.

Un arnés y una plática con las explicaciones de seguridad son necesarios para cumplir con el reto de las cuerdas. Destreza, fuerza y arrojo son indispensables para completar los trayectos en el menor tiempo posible. Existen tres niveles de dificultad y cada uno pone a prueba la habilidad de los niños, jóvenes y adultos que se atreven a hacerlo.

A un costado se practica el Summer tubing, el cual consiste en deslizarse por una pendiente montando un salvavidas. Gran velocidad y rebotes con las orillas del trazado están garantizados en una actividad que disfrutarán los amantes de la adrenalina. A unos cuantos metros de las pistas se erige la estructura en donde empieza el tramo de la tirolesa. Son cerca de 400 metros los que se completan surcando los aires de este destino turístico.

En el restaurante de la cima es posible tomar un breve descanso. Hamburguesas, sándwiches, galletas y todo tipo de botanas se sirven en el kiosco desde el que se puede ver el Mount of the Holy Cross. Sobre una de las laderas de la montaña de Vail hay un mirador que permite disfrutar del paisaje montañoso que incluso puede ser utilizado como punto de ceremonias matrimoniales.

El descenso al centro de la ciudad puede hacerse de varias formas: a pie, en el teleférico o, la más recomendable para los aventureros, en bicicleta. Un camino empinado de tierra con curvas cerradas se convierte en el rival a vencer antes de regresar a la comodidad del hotel de estancia.

Para más información: www.vail.com

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Amantes de la adrenalina

Destreza, fuerza y arrojo son indispensables para completar los trayectos en el menor tiempo posible. Existen tres niveles de dificultad y cada uno pone a prueba la habilidad de los niños, jóvenes y adultos que se atreven a hacerlo.

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