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Una pluma alemana que recuerda la grandeza de Rusia

Faber-Castell, fundada en 1761, lanzó un diseño inspirado en el trabajo de restauración del Salón Ámbar del Palacio Catalina, en Rusia, en Tsarskoye Selo.

La firma alemana de plumas Faber-Castell, fundada en 1761, lanzó un diseño inspirado en el trabajo de restauración del Salón Ámbar del Palacio Catalina en Rusia, en Tsarskoye Selo. Su precio es de 122 mil pesos.

La casa de verano, que emana el esplendor del imperio ruso, fue mandada construir por Isabel I en 1756 y tiene una fachada estilo rococó de 325 metros de largo, para la que se utilizaron más de 100 kilos de oro.

El palacio alcanzó su esplendor durante el reinado de Catalina la Grande, gracias al toque neoclásico que proporcionó el arquitecto escocés Charles Cameron, en 1779. Además, la emperatriz también contrató a un especialista en ámbar, piedra extraída de las minas rusas cuyo precio doblaba al del oro, para que pusiera los toques finales al Salón Ámbar, que había sido un regalo de Federico Guillermo I de Prusia al zar Pedro I.

Paradójicamente, los mismos alemanes fueron quienes saquearon el cuarto durante la Segunda Guerra Mundial, y todos los paneles de ámbar, las piedras jaspe y los revestimientos de oro, simplemente desaparecieron.

El trabajo de restauración tomó dos décadas y más de 10 millones de dólares. Fue reinaugurado en 2003 para celebrar el 300 aniversario del nacimiento de la ciudad de San Petersburgo.

A 10 años de su apertura, Faber-Castell invitó al restaurador de la cámara, Boris Igdalov, a diseñar esta pluma chapada en oro de 24 quilates, con seis piedras jaspe rojo oscuro incrustadas, y dos piedras cuarzo ruso amarillo. El plumín está bañado en oro de 18 quilates.

La fuente está limitada a 150 unidades y la rollerpen a 30, y todas están numeradas y certificadas por el mismo Boris Igdalov.

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