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Una cantina con mucha historia

Un espacio icónico de Guadalajara: La Fuente. No será la cantina más antigua de Guadalajara (es La Sin Rival), pero sí es la más popular, entre otras cosas, gracias a una bicicleta oxidada y sucia.

La Fuente no será la cantina más antigua de Guadalajara (es La Sin Rival), pero sí es la más popular, entre otras cosas, gracias a una bicicleta oxidada y sucia.

Los visitantes acostumbran entrar y buscar el legendario objeto, colocado en una especie de nicho en lo alto de una pared. La bici no se ha limpiado en 50 años y del dueño poco se sabe.

La leyenda urbana cuenta que en 1957 llegó un hombre a la cantina, y después de beber varios tragos, ya en estado de ebriedad, decidió dejarla en prenda, pues no tenía dinero para pagar la cuenta. Quedó de regresar al día siguiente y nunca lo hizo.

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Única

El piano antiguo está ahí en honor a un viejo pianista, se llamaba Eliseo, él lo tocó hasta los 96 años.

Esa versión romántica fue desmentida años después por el hijo del fundador de la cantina en una entrevista publicada por un medio local (Revista 101). Él asegura que el hombre llegó borracho y sólo pidió entrar al baño. Salió y dejó la bicicleta olvidada. ¿Quién era? ¿Por qué nunca regresó? Ese es el gran misterio que guarda este objeto.

La historia de la cantina La Fuente se remonta a 1921, fue abierta por don Florencio López en la calle Hidalgo, donde actualmente está la Plaza de la Liberación.

Por su cercanía al Teatro Degollado, músicos de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) se toman un descanso en este lugar después de los ensayos o antes de las presentaciones.

Ramón, violinista de la OFJ, es cliente de La Fuente desde hace más de 30 años. Sentado en la barra comenta que el nombre de la cantina se debe a que originalmente estaba en un lugar donde había casas y comercios, y era común que hubiera fuentes en su interior. Cuando derrumbaron las casas en 1950 para construir la plaza, se mudaron a su ubicación actual en Pino Suárez 78. Don Florencio falleció cinco años después.

"La caja registradora de plata es la original, de 1921; ahí está el papel de la compra venta. El piano antiguo está ahí en honor a un viejo pianista, se llamaba Eliseo, él lo tocó hasta los 96 años; como ya estaba ciego, se aprendía las partituras de memoria", comenta el músico.

La Fuente se ha caracterizado por ser el centro de reunión de generaciones de intelectuales, artistas y escritores. En sus mesas de madera desgastada se han sentado Silvia Pinal y Plácido Domingo. Seguramente la actriz de la Época de Oro del cine mexicano no fue en su juventud, el acceso a mujeres fue permitido hasta la década de los 80.

Este espacio mantiene la barra vieja de los 50 y en ella, en efecto, se ve la caja registradora antigua de plata y la factura de compra enmarcada. Mantiene un aire de cantina antigua, donde, desde medio día, comienzan a llegar hombres a sentarse en la barra y a platicar entre ellos. Todos se conocieron ahí, en esa misma barra.

La Fuente está ubicada en el Centro Histórico de Guadalajara, donde debe conocer otros lugares:

Catedral de la Asunción de María Santísima
Se empezó a construir en 1561 y fue inaugurada a en 1618. El estilo es una mezcla de gótico, barroco y neoclásico. En la cripta se encuentran restos de obispos y cardenales de Jalisco. Hay tumbas que datan del siglo XVI y otras más recientes, como la del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.

Palacio de Gobierno
Construido en el siglo XIX, en este lugar Miguel Hidalgo abolió la esclavitud. En las escaleras se encuentra el imponente mural de José Clemente Orozco, La Lucha Social, con la figura del cura en el centro.

Teatro Degollado
Inaugurado en 1866, este edificio de estilo neoclásico ha sido escenario de obras, conciertos, funciones de danza
y ópera. Aquí se han presentado Ángela Peralta, Plácido Domingo, Marcel Marceau, entre otros. Es sede de la Orquesta Filarmónica de Jalisco.

Instituto Cultural Cabañas
Fue inaugurado en 1810 para ser hogar de niños huérfanos o ancianos desamparados. Durante la Independencia y la Revolución fue ocupado como cuartel. En 1937 el gobierno le pide a José Clemente Orozco pintar todo el interior. El conjunto de 57 murales se convierte en su obra maestra.

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