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Un siglo de sonido para los dioses

Registradas mediante diversas técnicas, desde cilindros de cera hasta teléfonos celulares, 32 piezas musicales interpretadas y grabadas por músicos de las etnias naáyari -cora- y wixaárika -huichol- a lo largo de un siglo se reúnen un libro-disco.

Registradas mediante diversas técnicas, desde cilindros de cera hasta teléfonos celulares, 32 piezas musicales interpretadas y grabadas por músicos de las etnias naáyari -cora- y wixaárika -huichol- a lo largo de un siglo se reúnen un libro-disco.

Se trata del volumen número 64 de la colección Testimonio Musical de México que, publicado por el INAH, da cuenta del devenir en la documentación de las diversas manifestaciones musicales de ambos pueblos, de carácter sagrado y ritual.

El fonograma incluye dos discos compactos que ofrecen una reseña histórica del uso de las tecnologías de grabación sonora en México, a partir de 1898. Al respecto, Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del INAH, recordó que fue utilizada por los antropólogos casi desde que se dio a conocer.

"Las primeras grabaciones de corte etnográfico que se realizaron en México las hizo el noruego Carl Lumholtz, en 1898; las siguientes corrieron a cargo, ocho años después, del etnólogo alemán Konrad Theodor Preuss", recordó.

Lumholtz realizó varias expediciones al noroccidente de México y en su cuarto viaje se hizo acompañar por un grafófono, que grababa en cilindros de cartón recubiertos de cera, y registró varias piezas de pueblos tarahumaras y huicholes.

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