El director mexicano Enrique Singer encabeza la obra La mujer justa, que se presenta de jueves a domingo en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.
En la obra no llega la redención para los personajes...
Tampoco en la vida, me parece. La mujer justa plantea la posibilidad de reflexionar sobre lo que somos, lo que fuimos y lo que seremos.
La importancia de montarla en tiempos convulsos...
Es vital. La razón por la que no pensé traerla a nuestra realidad es porque a principios de siglo la burguesía mexicana no desapareció con la Revolución, más bien se politiza, toma el poder, se vuelven burócratas y políticos. Es toda una clase social que continúa, pero en Hungría la burguesía desapareció con la llegada del ejército soviético y el país se vuelve comunista.
La empatía con México...
Lo que sí sucede aquí es que sí hay un entorno de desencanto social y, por otro lado, las relaciones entre los seres humanos siguen siendo iguales, las traiciones siguen a la orden del día y la búsqueda de la felicidad, que es la que provoca esas traiciones, son los motores que nos mueven.
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