After Office

Un ingeniero mexicano en las entrañas de Toro Rosso

Egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, David Barrera tiene cuatro años como aerodinamista en la escudería Toro Rosso de la Fórmula Uno, con la que actualmente trabaja en el monoplaza de 2017.

Esa llamada le cambió la vida a David Barrera. Desde Londres, la escudería Toro Rosso de la Fórmula Uno, respondió al currículum que había mandado. Querían entrevistarlo. Había la oportunidad de hacerlo por teléfono, pero la declinó. "Les dije que me presentaría en persona, aproveché que la entrevista fue en fin de semana y aceptaron. Pagué unos boletos de avión e hice un viaje relámpago para estar con ellos. Duró más de dos horas, les gusté y me contrataron como aerodinamista del equipo".

El ingeniero mexicano cuenta que para llegar a la máxima categoría del automovilismo estudió una maestría en aerodinámica en la Universidad de Southampton, la cual le permitió calificar para el trabajo. "Tenía compañeros que ya trabajaban en Sauber, Lotus o Renault y yo también soñaba con hacerlo. Tuve dos intentos previos para entrar a otras escuderías, pero no me quedé", platica a El Financiero desde Beicester, Inglaterra. "Regresé a México y trabajé en una empresa automotriz, pero mi sueño era la Fórmula Uno, así que envié mi currículum a otros lugares, hasta que al final llegó la opción de Toro Rosso".

Barrera no acompañó al equipo en la presente temporada. Su labor se limita a trabajar en una de las bases de la escudería, para elaborar el monoplaza de 2017. "Es mi cuarto año desde que llegué. Mi trabajo es moderar la carga aerodinámica que tiene el coche, que le permite tener buena adherencia sobre la pista", explica el también egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

Para esta campaña, el equipo tiene un motor Ferrari B, de menor potencia en comparación con el Tag Heuer de Renault con el que corre Red Bull, escudería matriz de Toro Rosso, pero para la siguiente campaña también contará con la unidad de potencia de la marca francesa.

"El equipo está enfocado en que terminemos el mundial de constructores de 2017 en quinto lugar, algo que no hemos podido hacer. Confiamos en que el cambio de reglas de la Fórmula Uno nos beneficie, además del nuevo motor. Para que el auto esté listo, mi equipo trabaja 12 horas diarias, en ocasiones en fines de semanas. Trabajamos ocho en las oficinas y cuatro en el túnel de viento, en el que probamos las piezas que diseñamos por computadora y que luego implementamos en el monoplaza", relata Barrera.

Cuenta que cuando se corren los Grandes Premios se reúnen en la casa de alguno de los miembros del equipo para ver la competencia, aunque hay ocasiones en que se les pide que se trasladen con el equipo. "Recuerdo cuando viajé al circuito de Suzuka el año pasado. Estaba en el paddock y observé que se acercaba el monoplaza de Max Verstappen. Reconocí que tenía una pieza que había diseñado. Fue magnífico, porque la trabajé desde la computadora, la probé por el túnel de viento y finalmente la vi en la pista. Me llenó de orgullo".

Verstappen corrió los primero cuatro GP con Toro Rosso, en los que consiguió 13 puntos. "Era nuestro mejor piloto, siempre corría al límite. Era un espectáculo verlo rebasar por las curvas, nos emocionábamos cuando lo veíamos conducir", recuerda Barrera.

El aerodinamista explica que como piloto hay más posibilidades de ascender a Red Bull de las que tienen los ingenieros. "No es imposible que haya movimientos de personal entre los dos equipos, pero algunos compañeros me dijeron que es mejor trabajar en Toro Rosso, porque tienes más libertad para construir las piezas para el auto. En Red Bull me comentaron que te limitas a seguir las órdenes de Adrian Newey, quien es el director técnico del equipo", completa.

SUEÑO ROJO
Barrera afirma que se siente cómodo en Toro Rosso y que se encuentra enfocado para que el monoplaza quede listo para las pruebas que se harán el 27 de febrero próximo en Jérez de la Frontera, España. Dice que sus metas a mediano y largo plazo son mantenerse en la F1, pero que le agradaría tener una oportunidad en otra escudería.

"Los ingenieros en el serial mentirían si dijeran que no les gustaría trabajar en Ferrari. Todos quisieran una oportunidad así y no soy la excepción. El equipo me atrae por toda la mística que tiene alrededor, pese a que en este momento no la está pasando bien. Soñé con trabajar en la Fórmula Uno y aquí estoy, por eso no descarto nada", finaliza Barrera.

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