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Trump, ¿el padre de la segunda Independencia de México?

El historiador mexicano Lorenzo Meyer presenta 'Distopía mexicana. Perspectivas para una nueva transición', libro en el que da continuidad a un trabajo publicado en 2013. Donald Trump "podría ser como el padre de la segunda Independencia de México, al echarnos del Paraíso", dice en entrevista.

Con el triunfo de Trump como telón de fondo, Lorenzo Meyer anticipa en su nueva entrega el México que vendrá si persiste en su desequilibrada relación con Estados Unidos. Aunque, asegura, gracias a las acciones del nuevo presidente estadounidense, este país tiene la oportunidad de emanciparse de su vecino del norte. "Podría ser como el padre de la segunda independencia de México, al echarnos del Paraíso", dice en entrevista.

"Treinta años, de 1910 a 1940, le tomó a la Revolución mexicana desmantelar el Porfiriato y construir lo poco o mucho positivo que le fue posible. La derecha neoliberal desmontó en un periodo igual, de 1982 a 2013, ese poco o mucho positivo que crearon los gobiernos de Madero a Lázaro Cárdenas, para dejar hoy al país a merced de la mano invisible del mercado", escribe en Distopía mexicana. Perspectivas para una nueva transición (Debate, 2017), texto que es continuación de Nuestra tragedia persistente. La democracia autoritaria de México, publicado en 2013.

___ Usted menciona en su libro que no hay mejor política exterior que una buena política interior; eso no se ve hoy en México...
___No podemos competir en poder militar y económico con Estados Unidos. Hemos estado actuando desde la debilidad, por eso buscamos a nuestros vecinos para disolvernos en ellos, por lo menos económicamente y socialmente, en parte. Una enorme cantidad de mexicanos está allá porque aquí no encontró empleo. Después de la crisis del sistema económico de 1982 y la llegada del grupo neoliberal de (Carlos) Salinas de Gortari y sus sucesores, nos meten en el TLC para evitar que cambie el sistema -que está tan poco asentado ya-, modificar el proyecto económico y ligarlo a Estados Unidos, para que ese país sea lo que inyecte vitalidad al sistema de poder, al control político. Ahora ellos dicen no. Y a ver qué hacemos. Hay algo ridículo, patético, trágico en la eventual cancelación del tratado.

___También cita el movimiento de Javier Sicilia, que surgió a partir del dolor y la indignación. ¿Hay esperanza en medio de la barbarie?
___La indignación es energía, que puede evaporarse, pero puede que no, si encuentra un cauce institucional. La indignación por la indignación en la calle tiene efectos políticos muy efímeros, tiene que haber una organización detrás. La que despertó la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa fue un gran momento de reclamo, pero si no es porque los padres de los estudiantes, estos mexicanos de una de las zonas más pobres y marginales de México, se organizan e insisten, se olvida. Esa es una manera de canalizar la indignación social como una fuerza política, aunque no suficiente.

___¿El gasolinazo movilizará a la sociedad?
___Es distinto porque eso sí afecta a todos. Ya Maquiavelo lo decía: el príncipe puede matar al padre y a la madre de alguien y éste quedarse callado, pero si le tocan el bolsillo, ahí sí revienta. Tendrá un costo, pero al menos podríamos recuperar algo de nuestra independencia.

___¿Incluso con Trump?
___Más bien por él. Podría ser como el padre de la segunda independencia de México, a la hora de echarnos del Paraíso y decirnos: ustedes no son de la América del Norte. Así está obligando a actuar, precisamente a los que no querían actuar, como si tuvieran la posibilidad de ser más independientes.

___Claramente es una ironía que Trump fuera padre de una segunda independencia, ¿pero existe esa posibilidad de ser independientes?
___No podemos ser independientes totalmente porque en este mundo de diferentes categorías de poder, nos tocó quedarnos en medio. Esto no puede estar peor. El tejido institucional requiere que la sociedad exija que la clase política se aboque realmente a transformar la decadencia de las instituciones, o por lo menos que la detenga; todas están hechas pedazos, incluyendo la Suprema Corte, en la que se creen distintos.

___¿Se veía venir la debacle que el país vive hoy?
___Todo partido político nace con un sello y nunca lo pierde. El PRI nació como partido de Estado en 1929, no con el propósito de competir con otros y ser un engranaje de la democracia, sino para ayudar a mantener al grupo Callista (de Plutarco Elías Calles) en el poder. Yo lo advertí cuando el retorno del PRI era una posibilidad. El PRI que llegó al poder en 2012 fue el del Estado de México, de Hidalgo, que nunca ha experimentado cambio en su posición en el poder; tratará de adaptarse, pero su esencia no cambiará.

___¿La clase política tiene algún remedio?
___La que está hoy en el poder no.

___¿Y la izquierda?
___Sí, la parte que ha sido golpeada y no se dejó cooptar. El PAN lo hizo, adoptó los usos y costumbres del PRI; y también una parte de la izquierda, lo que hoy es el PRD. Queda Morena, no sé si vaya a aguantar y si la sociedad mexicana esté en condiciones de apoyarle, pero es al menos lo único que, por no haber estado en el poder, por ser una nueva organización, aunque algunos de sus miembros ya tienen sus añitos, se ha mantenido más o menos alejado de la corrupción.

___¿Qué sitio ocupa Andrés Manuel López Obrador en este escenario?
___Así como el PRI no puede deshacerse de su historia, Andrés Manuel también tiene una biografía que lo avala.

Él empezó su carrera con los indios chontales, dentro del aparato gubernamental, y cuando se le ofrece la posibilidad de ser Oficial Mayor de su estado porque ya no lo aguantaban como líder del PRI, decide renunciar; renuncia a manejar los dineros de Tabasco y se viene a la capital sin dinero, con un hijo y una esposa, a escribir un libro sobre Juárez y el liberalismo en el siglo XIX en Tabasco. Toda esa trayectoria, su persistencia, derrota tras derrota, se me hace que sí prueba que no está hecho de la misma madera que el grueso de la clase política.

___¿Qué importancia tienen las palabras distopía y utopía en su análisis reciente del país?
___Las utopías nunca se alcanzan, como la distopía tampoco, no se alcanzan esos infiernos, pero vamos hacia uno. La palabra tiene detrás cosas muy tangibles, proyectos que nos animan a lanzar nuestra energía hacia una actividad política que tenga metas aceptables sin esperar el resultado ahora, sino en el futuro, a veces no para nosotros, sino para otros que nos seguirán. La palabra es importantísima si despierta la imaginación, si apela a nuestros mejores sentimientos.

___Pero el discurso político es vacío...
___Depende de quién lo hace. La clase política en el poder sí, porque el mundo que proyecta contrasta brutalmente con la realidad. Esa es a veces la ventaja de la oposición, que como no está en el poder, puede hacer un discurso aceptable y creíble.

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