After Office

Tour de Francia, la ruta agotante hacia el dopaje

El Tour de Francia es una de las competiciones más duras del deporte a nivel internacional. Incluso el histórico ciclista estadounidense Lance Armstrong aseguró en televisión que “es imposible ganar el Tour de Francia sin doparse”.

La sentencia fue terrible, pero cierta. "Es imposible ganar el Tour de Francia sin doparse", afirmó el estadounidense Lance Armstrong a Oprah Winfrey cuando finalmente reconoció el uso de sustancias prohibidas para alcanzar siete veces el título.

Su confesión fue un duro golpe para la prueba ciclista, pero sus palabras revelaron parte del entramado al que recurrieron los pedalistas para cobrar fama y dinero en territorio francés.

Desde el siglo pasado los competidores ya hacían trampa para completar la dura ruta que consta actualmente de 3 mil 664 kilómetros de recorrido en 21 etapas a través de cuatro países.

En 1924, el periodista Albert Londres publicó el testimonio del francés Henry Pélissier, ganador de la justa en 1923. "El Vía Crucis tiene 14 estaciones nada más, el tour tiene 15" y para probar sus palabras el pedalista mostró un bolso en el que cargaba cocaína, cloroformo y pastillas para "curar las heridas y bajar a toda velocidad".

Pélissier también se convirtió en la primera víctima del certamen, al ser asesinado con la misma arma con la que se había suicidado su esposa. El tour  logró borrar ese escándalo por un tiempo, pero el dopaje quedó a la sombra del espectáculo que producía carretadas de dinero.

El ídolo italiano Marco Pantani, que logró un histórico doblete en 1998 al ganar el Giro y el Tour, inició en Francia un descenso que lo llevó a la muerte. En 1999 se le detectaron niveles altos de hematocrito y, posteriormente, rastros de EPO; tuvo un trágico deceso por una sobredosis de cocaína.

El alemán Jan Ullrich, Lance Armstrong, Floyd Landis y el español Alberto Contador fueron otros campeones que cayeron en la ilegalidad para vestir el maillot amarillo, sólo para ser señalados públicamente por las mismas autoridades que los habían solapado.

La Operación Puerto destapó la corrupción en 2006 y dos años después la Unión Ciclista Internacional (UCI) quiso regular a los atletas con la expedición del pasaporte biológico.

Hoy en día las nuevas sustancias se producen en China y se pueden pedir por Internet. Los protocolos han mejorado, pero siempre hay forma de burlar los controles antidopaje.

"Los organismos antidopaje tienen sus médicos, nosotros los nuestros, mejores y mejor pagados, claro", reveló el estadounidense Tyler Hamilton, uno de los testigos clave en el juicio contra Armstrong.

También lee: