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Talavera, piezas únicas e irrepetibles

Las piezas hechas de talavera tienen un proceso de creación bastante complejo, lo que les da un valor especial, más allá de su precio.

El verdadero valor de estas piezas es incalculable, pero no es la razón por la cual se consideran de lujo. La historia que hay detrás de un meticuloso trabajo hecho a mano es lo que hace tan preciada a la talavera de Uriarte.

Afincada en el centro de Puebla, la familia Uriarte compró una fábrica de loza blanca en 1824, que pronto tomó el nombre de los dueños, pues así se referían las personas al sitio, cercano a la estación del tren, donde comenzó esta historia: el Taller Victoria.

Pronto se convirtió en lo que hoy sobrevive como la única fábrica de la zona que sigue funcionando en sus mismas instalaciones. El edificio abarca toda una manzana, entre las calles 4 Poniente y 2 Poniente del centro de la ciudad de donde es originaria la talavera, que desde 1999 cuenta con una regulación (NOM-132) que le otorga la Denominación de Origen que marca las características tanto del material como del proceso de elaboración.

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Uriarte Talavera

4 Poniente #911, Puebla, Puebla, C.P. 72000
Teléfono: +52 01 (222) 2 32 15 98
mail: contacto@uriartetalavera.com.mx

Las puertas de la fábrica están abiertas para el visitante, que puede conocer de cerca el proceso de elaboración, además de visitar una galería donde hay verdaderos tesoros que datan desde el siglo XIX a la fecha.

"Inicialmente la familia vivía en el primer patio y en este segundo tenían la fábrica, que en sus mejores momentos llegó a expandirse a las dos casas de junto", explica Mariana Muñoz Couto, encargada de relaciones públicas de Uriarte. El recorrido por la casa es una aventura entre pasadizos, escaleras, salones y patios largos en los que la talavera está presente. Es parte de la decoración y el motivo de existir de este sitio.

Las piezas se elaboran con barro negro de Amozoc y barro blanco de Valsequillo, y todos los materiales e instrumentos que requiere su elaboración, así como los procedimientos, deben ser siempre los mismos para considerar que es legítima.

La talavera de hace dos siglos, afirma Mariana Muñoz Couto, era un poco más delgada, quizá porque el barro tenía menos impurezas. Sin embargo, se sigue utilizando el mismo material, pues la NOM determina que tiene que sacarse de esas minas, "aunque la calidad no siempre sea la óptima, lo que genera un reto de producción y muchísima merma", dice.

Este es un proceso que no puede avanzar si el paso previo es incorrecto. Comienza con el moldeado en torno, que utiliza cierta tecnología, pero aún es de pie y completamente responsabilidad del artesano, influencia por la forma como lo presiona y el estado de ánimo que tiene en ese momento. El secado varía según el tamaño de la pieza y debe ser cuidadosamente vigilado por el creador, quien lo coloca a temperatura ambiente, por lo que el clima determina el tiempo, que va de tres días a dos meses y medio.

Una vez seco, pasa a un primer horneado durante 12 horas, a una temperatura entre 800 y 900 grados centígrados. El brillo de la talavera se aplica previo a la pintura y por inmersión; otro paso delicado en el que el artesano aplica agua en los bordes que pueden acumular mayor cantidad de esmalte.

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La Denominación de Origen sólo permite los colores negro, azul cobalto, azul fino, naranja, amarillo y verde, que se aplican con pinceles de pelo de mula. Estos pigmentos minerales se fabrican también en el taller de esta marca. Tanto la forma como los dibujos también deben ser emblemáticos, pero, asegura Mariana Muñoz Couto, el plumeado se hace a mano libre. "Es el único elemento que no está marcado, los pintores van tirando el trazo de las plumas en azul, que en Uriarte es una de las cosas que más se cuidan".

La firma ofrece una gran gama de artículos utilitarios y de joyería, con valores agregados como personalizar su pedido o elaborar los objetos de acuerdo a su necesidad o diseño, siempre respetando las características que le dan legitimidad y, sobre todo, una imagen inconfundible.

Las condiciones ambientales, el trabajo a mano y la sensibilidad de cada encargado de los distintos procesos le otorgan un valor único. "Siempre habrá una variación, no hay dos piezas iguales, inciden tantos factores, que cada una es diferente. Los coleccionistas vienen buscando las diferencias, pero eso mismo ha causado también complicaciones para introducir la talavera en el mercado, porque la gente está acostumbrada a la homogeneización completa", destaca Mariana Muñoz Couto.

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