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Sorpresas que huelen y saben a Asia

Conoce la cocina vietnamita, malaya tailandesa y singapurense en el corazón de la Ciudad de México, en donde podrás probar un buen ramen, fideos u rollos primavera y apreciar los aromas y sabores de especias, coco, menta y cardamomo.

Los tonos grises de los edificios aledaños contrastan con el colorido de las mesas, sillas y lámparas de este espacio. Un local pequeño que se hace notar, no sólo por la alegría de su decorado, sino también por el olor a especias que emana de su cocina.

De las ollas burbujeantes se cuelan los aromas hasta la calle, donde seducen el olfato de algunos clientes, mientras que otros son atraídos por la recomendación de boca en boca.

Se llama Mibong y nació hace 17 años, producto de la casualidad y la experimentación. Era la tortería de la madre de la hoy chef y propietaria, Lis Maiz-Rochin, quien se aventuró a ofrecer cocina vietnamita, malaya, tailandesa y singapurense, cuando la demanda -aun en una colonia multicultural como la Condesa- era mínima.

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LOS IMPERDIBLES
*Satay de camarones (brochetas marinadas con especias)
*Panaeng poo (bolitas de cangrejo fritas en salsa de ciruela)
*Sopa Mibong (té limón, especias,
leche de coco, hongos y picante)
*Pad thai de pescado (fideos de arroz tailandes con cacahuate y salsa agridulce)
*Panqué de plátano con helado
y caramelo salado con cardamomo


Diseñadora gráfica de profesión y fotógrafa aficionada, la chef buscó consejos de amigas restauranteras, se puso a investigar preparaciones e ingredientes y viajó. Primero a Nueva York y después a Asia, en donde conoció los secretos del buen ramen, de las sopas especiadas y de la adecuada preparación de los rollos primavera. Estudió en Bangkok y Chiang Mai, pero asegura que los mejores cocineros son los que se forman con la práctica.

Para los locales es la entrada a un paraíso gustativo en el que, en un solo bocado, se perciben sabores dulces, salados, picantes y agrios; para los asiáticos es la sorpresa de descubrir que los sabores de casa son valorados y disfrutados al otro lado del mundo.

"Han venido señoras de vacaciones, pasan por aquí y se meten conmigo a la cocina y me guían, esa cercanía es la que tratamos de generar, que la gente se sienta en casa", añade Maiz-Rochin.

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Mibong ha sobrevivido a las modas, tiene una clientela cautiva, el menú es muy similar desde que abrieron y su fortaleza está en adecuar las recetas para el gusto mexicano. Por ejemplo, en algunas que originalmente llevan vísceras, aquí se ofrece filete, como la sopa bahn pho, caldo de res aromático con fideos de arroz, germen de soya, menta, anís y lajas de filete.

Agasajan por igual a veganos, alérgicos al gluten y carnívoros. Tienen opciones para picar, ensaladas, wontons, arroces y fideos. Por lo regular los platillos se sirven al centro para compartir. Los aromas y sabores del jengibre, la menta y el coco se encuentran en su coctelería con opciones diversas que incluyen ginebra, ron, mezcal y controy.

Acaban de inaugurar una barra de bebidas calientes en las que reinan el té y el café orgánico. Aquí podrá probar atrevidas mezclas como el ca phe vietnamita, con crema irlandesa al cardamomo.

Si tiene dudas del menú, acuda con la chef, que regularmente atiende y platica con los comensales. Quizá la encuentre sazonando sus platillos, al tiempo que disfruta de las suites de chelo de Johann Sebastian Bach, música con la que le gusta cocinar. Para ella la serenidad que le dan esos acordes es un ingrediente más.

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