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Simpatía para aprender

La educación afectiva es una gran herramienta para que los niños adquieran el conocimiento de forma más sencilla. Los pequeños no juegan para aprender, aprenden mientras juegan.

Los niños, antes que razón, son emoción, dice la profesora Liz Andrade. Así que su propuesta es educarlos desde un plano emocional y artístico. Para exponer sus comprobadas formas de enseñanza al frente de una escuela artística, organiza el Primer Congreso por una Educación Afectiva y Efectiva, que se llevará a cabo este domingo 15 de mayo.

Pianista y compositora con especialidad en pedagogía, Andrade busca concientizar a los encargados de guiar a los pequeños acerca de que a través del arte, el juego, los valores y el óptimo manejo de las emociones, se pueden atender las necesidades actuales de la educación.

Enseñar, explica, no sólo es transmitir conocimientos. "Los niños tienen necesidades educativas, pero también afectivas, tomar en cuenta esto en la manera de enseñar es bien importante, porque si lo olvidamos, podemos incluso bloquearlos emocionalmente".

La especialista destaca cómo actualmente tienen acceso a la información a través de la tecnología, pero muy poca formación humana. Los padres y maestros deben ser una figura referente de un apego seguro.

ASISTA
Primer Congreso por una Educación Afectiva y Efectiva
Fecha: Domingo 15 de mayo, 8:30 a 19:30 horas
Lugar: Salón Rodeo. Augusto Rodin 110, Cd. de los Deportes
Admisión: 800 pesos


Pero hace falta que se preparen para ello y una forma de acceder a estos conocimientos es acudir a este congreso, donde participarán Alejandra Calderón con el tema Cultivando el Carácter; Julio Agüero Navarro con Manejo de emociones para optimizar el aprendizaje; Ana Flores y Estela Van Marweijk, con La importancia de la manualidad en el proceso de aprendizaje y Liz Andrade con El arte de educar con arte.
Ideas como "la letra con sangre entra" siguen vigentes en algunos casos, señala la autora de libros y CD's para niños. También, profesores que sólo se dedican a cumplir un programa educativo, "lo cual es grave, porque los maestros pasan tantas horas con los niños, que tienen en sus manos la oportunidad de su desarrollo integral".

Con afecto se genera aprendizaje, lo cual ha comprobado al frente de su escuela de música, donde recibe niños desde preescolar. "Basta con cantar dos veces una canción con un tema, por ejemplo, de las capitales de los estados de la República, para que se las aprendan; como están jugando, tienen todas las habilidades del pensamiento presentes. El niño no juega para aprender, pero sí aprende mientras juega".

Esta iniciativa está dirigida a los maestros de preescolar y primaria, así como a sicólogos, estudiantes de pedagogía, educación física, padres de familia y todas las personas interesadas en utilizar el potencial educativo del arte y las emociones.

Entre sus herramientas, Liz Andrade utiliza narraciones, música, cantos y juegos, porque, asegura, está científicamente comprobado que el arte abre canales de aprendizaje del cerebro. "La educación afectiva es recomendable desde la edad más temprana. Hay que humanizar la educación, la tecnología ayuda mucho, pero el papel del líder, del maestro es irremplazable. Aristóteles decía: 'educar la mente, sin educar el corazón, no es educar en absoluto'. Tiene que ir acompasado el conocimiento y el afecto".

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