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Salvador Elizondo, el escritor mutante que se describió a sí mismo

La intimidad cotidiana se escribe para leerse a través del tiempo, dice el escritor y curador editorial Gerardo Villadelángel, responsable del libro editado por el FCE para conmemorar el décimo aniversario luctuoso de Salvador Elizondo, quien murió el 29 de marzo de 2006.

Igual que la correspondencia, la intimidad cotidiana se escribe para leerse a través del tiempo, dice el escritor y curador editorial Gerardo Villadelángel, responsable del libro editado por el Fondo de Cultura Económica para conmemorar el décimo aniversario luctuoso de Salvador Elizondo, quien murió el 29 de marzo de 2006.

"Pienso que él estaba escribiendo sus diarios a sabiendas de que se iban a leer muchos años después, como un reflejo en distintos tiempos de un mismo autor al que estamos leyendo ahora y a la vez en el pasado. Para él, el concepto del tiempo era muy relevante. Elizondo sabía de las nociones temporales y de circunstancia en la vida de los hombres", explica Villadelángel.

El tiempo también interviene en el lector, añade, porque es testigo de las transformaciones que el personaje va describiendo, así como por la forma en la que irá leyéndolo en el transcurso de su vida;así que este material conserva su cualidad de ente vivo.

"Estamos conociendo un Salvador Elizondo a través del tiempo y en distintas edades que ya como autor trabajaba desde la adolescencia con las voces que le eran propias, aunque obviamente de joven no tenía ese predominio de James Joyce, Paul Valéry o el propio Octavio Paz, que sí tuvo al final de su vida", abunda el editor.

Las 339 páginas de este volumen representan alrededor del 10 por ciento de lo escrito por Elizondo durante 61 años. El autor de Farabeuf o la crónica de un instante inició en 1945 estos diarios, noctuarios, cuadernos de dibujos y de enfermedad, que dejó de escribir tres días antes de su muerte, a causa del cáncer de boca que padeció.

"Esto es algo muy interesante que puede tender un puente a la búsqueda curatorial. Hacer una selección para un nuevo cuaderno en la que se hable de Joyce en Salvador Elizondo, del amor, la literatura mexicana, las artes visuales o la música. Es tal el material que dejó que se puede tematizar a partir de ciertos conceptos para formular curadurías independientes; sería un ejercicio riquísimo para crear una nueva forma de edición", considera el editor.

"Ahora este libro puede aportar una lectura paralela a sus novelas, como leer Farabeuf y consultar el diario para ver el tránsito por el que estaba pasando al escribirla", agrega respecto al libro ganador del Premio al Arte Editorial de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana.

La fotógrafa Paulina Lavista, su viuda, conservó esos 83 cuadernos de los que resultó esta edición y es de resaltar su dedicación, apunta Villadelángel, pues sería muy complicado construir una obra así, sin ese amoroso cuidado. "Este diario revela el trayecto de una vida enfocada en una búsqueda intelectual muy profunda, en la construcción imaginaria, Salvador era un hombre que sabía imaginar muy bien y esa intención intelectual y de conocimiento es muy marcada en él".

10 AÑOS DE AUSENCIA
La Fonoteca Nacional dedica hoy su Audio del día a Salvador Elizondo, cuya voz se escuchará en www.fonotecanacional.gob.mx. La Galería Luis Cardoza y Aragón del Centro Cultural Bella Época presenta una muestra de fotografía, dibujo y manuscritos, en tanto, el Colegio de México lanzó una edición conmemorativa de Farabeuf.

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