La crítica internacional y también la nacional consagraron a Güeros como la mejor película mexicana del 2014. Ganadora de cinco premios Ariel, la Ópera Prima de Alonso Ruizpalacios fue desairada en el circuito comercial aunque se mantiene en cartelera en el circuito de cineclubes. El cineasta perdió dinero con su laureada cinta, pero está listo para emprender nuevos proyectos.
Aparenta menos de sus 37 años, pasa inadvertido para los paseantes que transitan por el centro de Coyoacán, pero así se siente cómodo pues, dice, no busca la fama. Por eso mismo, no tiene planes de filmar fuera de México.
"No tengo el sueño americano, cualquier director quiere esa soltura financiera para hacer lo que quiera. A mí me interesa contar historias en México, hay mucho que contribuir a la vida cultural del país", dice mientras digiere el éxito de su primer película.
Alonso Ruizpalacios concretó el guión de Güeros al ganar un concurso que le permitió acceder a los recursos otorgados por Foprocine (Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad), que sólo produce una película al año. El libreto lo terminó de escribir en un taller de Madrid exclusivo para cineastas de habla hispana, recuerda.
Una vez producida la película el éxito fue inmediato: llegaron los premios en cascada, el más importante, el de mejor Ópera Prima del Festival de Berlín en 2014. Sin embargo, el título tardó casi un año en estrenarse en territorio nacional y fue condenada al fracaso. En su semana de estreno tuvo 12 mil espectadores y no logró entrar entre las 10 más taquilleras.
"La estrenamos casi un año después de que la presentamos internacionalmente en los festivales, tuvo unas primeras dos buenas semanas, después llegó Rápido y Furioso y nos aplastó a todos", señala Ruizpalacios con un dejo de tristeza.
El cineasta después fue testigo del buen recibimiento que tuvo su cinta con el público joven. Recuerda con especial agrado las charlas que tuvo en la Cineteca y en Ciudad Universitaria, pero aún le preocupa el tema del dinero. "No hemos podido recuperar toda la inversión (14 millones de pesos), faltan las ventas internacionales, de video y plataformas digitales, creo que con eso nos recuperaremos un poco".
Alonso Ruizpalacios se mantiene con otros recursos mientras no filma. Es maestro del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y admite que es un privilegiado, porque muchos de sus estudiantes nunca llegarán a concretar su primer largometraje, por falta de recursos. Le preocupa la incertidumbre que depara a los 200 egresados de las escuelas de cine que cada año están condenados al desempleo.
Y es que fondear una producción en México es particularmente difícil, advierte. Si los jóvenes cineastas no logran conseguir fondos federales, entonces deben buscar financiamiento privado. "La gente que consigue el dinero es la que tiene contactos, porque lo que necesitas es convencer a una empresa que deduzca impuestos a través de ti. Por eso es que hay tantas películas tan malas, porque son personas muy buenas para las relaciones públicas pero no necesariamente buena para hacer cine".
Además de la falta de financiamiento, la industria cinematográfica mexicana es afectada por las políticas que limitan su proyección. "La distribución es un desastre, de 130 películas que se hicieron el año pasado se habrán estrenado menos de 50 en salas comerciales, y de esas las que tuvieron éxito fueron una o dos".
Considera lamentable que las grandes cadenas de salas no apoyen a una nueva generación de cineastas que han triunfado en los festivales más importantes. Lo importante, dice Alonso Ruizpalacios, es que este impulso creativo no se desperdicie.
"Sí es real que el cine mexicano está viviendo una etapa muy interesante en cuanto a intercambio de ideas, energía y búsqueda de lenguaje; también hay muchos desacuerdos del contenido, pero eso es algo muy bueno. Tienes por un lado el cine de Carlos Reygadas o Amat Escalante y por otro el de Gary Alazraki o Eugenio Derbez, que se hicieron con los mismos estímulos y son películas completamente distintas".
En un ejercicio de autocrítica, señala que es imperativo volver a lograr una conexión con los consumidores mexicanos. "Hay varios frentes que atacar, uno es volver a generar un vínculo entre el público y los creadores del cine mexicano, creo que hubo una ruptura en los 70 y 80, cuando la gente dejó de ver cine nacional porque no se sentía identificada con las historias".
Aunque defiende el llamado cine de autor, dice que no es sano "crear desde una burbuja intelectual" y que debe haber una responsabilidad de los creadores para hacer un pacto con el público.
"Los cineastas tienen mucho trabajo que hacer para generar mejores contenidos, que sean atractivos, que a la gente no le dé hueva ir a ver cine mexicano, porque creo que eso es lo que pasa comúnmente, se les antoja más ver otras cosas", señaló el multipremiado director.
Ruizpalacios ya trabaja en su segundo largometraje, que abordará el intrépido robo al Museo de Antropología por un par de jóvenes que decidieron hacerlo como mera puntada y lograron vender algunas piezas arqueológicas, pero al final fueron capturados. El filme está en fase de preproducción y espera empezar a rodar a fin de año.
ALONSO RUIZPALACIOS
Es egresado de la Royal Academy of Dramatic Art (RADA) en Londres, Inglaterra. Fue becario del FONCA bajo el programa de Apoyo para Estudios en el Extranjero. Previamente, Alonso estudió la carrera de dirección y actuación en el Foro Teatro Contemporáneo con Ludwik Margules. En televisión dirigió los programas Fonda Susilla, Cuadro a cuadro, y fue realizador para Once niños. Su primera película "Güeros" ganó 25 premios internacionales, entre los más importantes destacan el de mejor Ópera Prima de Berlín (2014); Mejor fotografía y mención honorífica de dirección en Tribecca; Premio de la Juventud en San Sebastián y Premio del Público en el Afifest de Los Angeles. En México cosechó cinco premios Ariel: Mejor Película, Director, Fotografía, Sonido y Ópera Prima.
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