El primer hombre en pisar la Luna renunció a la NASA en 1970 y se recluyó en Cincinnati como profesor.
Su aislamiento despertó sospechas de que padecía un desorden mental. Cuando rompió el silencio, 43 años después del viaje, concedió su testimonio a la Asociación Australiana de Peritos Contables.
Su paso por la superficie lunar le trajo fama, pero también depresión. Cayó en el alcoholismo, se divorció dos veces y se dedicó a vender coches. Tras recuperarse, escribió el libro "Magnífica desolación".
Actualmente, Aldrin está pidiendo al público que comparta sus recuerdos del día del alunizaje, por Internet, en @TheRealBuzz con el hashtag #Apollo45.
Después de participar en la misión del Apolo XI, el hombre que nunca pisó la Luna abandonó para siempre la idea de regresar al espacio.
Dejó el cuerpo de astronautas para dedicarse a la historia de los vuelos espaciales y llegó a ser director del Museo Smithsoniano del Aire y del Espacio de Washington.