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Putin usa Sochi para hacer política

Pese al conflicto evidente entre EU y Rusia por la guerra en Siria y los derechos civiles, el presidente ruso Vladimir Putin visitó a funcionarios estadounidenses, a quienes halagó en compañía de una copa de vino.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dice que el deporte y la política no se mezclan, pero sus acciones en los Juegos Olímpicos de invierno sugieren lo contrario.

Cuando no estaba viendo las competencias de hockey sobre hielo el fin de semana, el mandatario estaba haciendo rondas diplomáticas, visitando a equipos extranjeros, tomando vino o té con ellos, hablando sobre deportes y construyendo enlaces políticos. 

También se dio el tiempo de visitar en el hospital a una atleta rusa lesionada y de mezclarse con espectadores en recintos de esquí ubicados en las montañas sobre Sochi.

El protagonismo imperante de Vladimir Putin en Sochi es obvia y deja un claro mensaje: éste es su evento, su juego, su legado.

De vuelta en Sochi tras un intervalo de cuatro días, Putin realizó una visita audaz a losfuncionarios estadounidenses que viajaron a Rusia para ver a sus atletas. Y no sólo los visitó: también bebió vino con ellos. 

"Lo que me gusta de ustedes los norteamericanos es que tienen competidores fuertes en casi todas las disciplinas, en casi todos los eventos pelean por medallas",
declaró en imágenes que encabezaron los noticieros de televisión en Rusia y que dieron la vuelta al mundo.

Putin parecía estar relajado con los estadounidenses, pese a la decisión del presidente Barack Obama de no asistir a Sochi y de meses de críticas por parte de activistas de derechos de la comunidad gay en Estados Unidos por lo que consideran la persecución de Rusia a los homosexuales.

La reunión fue equivalente a extender una rama de olivo al país con el que Putin está en disputa por la guerra civil en Siria, derechos humanos y democracia, además de la decisión de Moscú en 2013 de otorgar asilo al ex contratista de la agencia de espionaje estadounidense Edward Snowden.

Cuando un árbitro estadounidense anuló el sábado una anotación que habría sellado una famosa victoria de Rusia contra el equipo de hockey de Estados Unidos, Putin se negó a criticar la decisión. "El deporte es el deporte", declaró, pese a lucir inquieto.


Más tarde, visitó al equipo ucraniano, una acción delicada debido a las protestas antigubernamentales en Kiev provocadas por una decisión de desechar un pacto comercial con la Unión Europea y reconstruir los lazos económicos con Moscú.

Putin considera a los ucranianos como los hermanos eslavos de Rusia, pero los manifestantes temen que quiera volver a colocar al país en la órbita de Moscú.

No hubo menciones a la agitación en la capital ucraniana ni al retraso de Rusia en la entrega de un préstamo que prometió e Kiev.

Hoy, Putin era todo sonrisas y cuidadosamente evadió una pregunta truculenta en interés de la diplomacia. Sin embargo, no siempre ha sabido esquivar a los medios de comunicación:

​Al ser consultado sobre la posibilidad de una liberalización política tras los Juegos, respondió malhumorado: "¿Existe alguna esperanza de que no vinculen al deporte con la política?".

Hoy, en las pendientes montañosas, se detuvo para posar para una foto junto a un sorprendido trabajador voluntario de los Juegos.

El sábado por la noche, visitó a la atleta Maria Komissarova en el hospital donde fue sometida a una cirugía por una fractura en la columna mientras entrenaba. Incluso llamó por teléfono al padre de la deportista cuando ella le dijo que su progenitor estaba preocupado.

Éste es el "nuevo" Putin que se ha mostrado en los Juegos. La Rusia que Putin quiere mostrar en los Juegos Olímpicos es un país preocupado que ha avanzado mucho desde los austeros días de la Unión Soviética. El líder que quiere representar es un hombre con el que Occidente puede hacer negocios.

Incluso los opositores a Putin en Rusia parecen haber aceptado que ahora no es el momento de criticarlo, mientras que el resto del mundo sólo quiere unos Juegos pacíficos.

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