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Pruebas científicas confirman autorretrato de Rembrandt

Fue donada al Fondo Nacional de Gran Bretaña por un adinerado mecenas, y durante años se creyó que era de un pupilo del pintor holandés. El cuadro ha sido valorado en hasta 30 millones de libras esterlinas (50 millones de dólares), aunque no se vende.

Luego de pruebas científicas exhaustivas, se confirmó que una pintura donada al Fondo Nacional de Gran Bretaña por un adinerado mecenas es en realidad un autorretrato de Rembrandt. El cuadro ha sido valorado en hasta 30 millones de libras esterlinas (50 millones de dólares), pero el fondo, cuyo mandato es proteger el patrimonio de Gran Bretaña, no tiene permitido venderlo.

Durante años se creyó que el retrato del artista luciendo una gorra con una pluma blanca pertenecía a uno de los pupilos de Rembrandt y se dijo que reproducía "el estilo" del maestro holandés del siglo XVII.

Pero el año pasado Ernst van de Wetering, el principal experto en la obra de maestro holandés, declaró que la pintura era genuina, y el Fondo Nacional informó este martes que las pruebas practicadas a la obra, la firma y el marco de madera confirman su autenticidad. Rembrandt habría pintado el autorretrato en 1635, cuando tenía 29 años.

Expertos de la Universidad de Cambridge analizaron la estructura celular del panel de madera en el que se pintó el retrato -álamo o sauce, un tipo favorecido por Rembrandt-, y usaron radiografías para revelar cambios a la composición con el paso del tiempo, también típico del artista. Los pigmentos, incluyendo el mineral azurita y azul cobalto, también fueron consecuentes con aquellos usados por Rembrandt.

"El barniz estaba tan amarillo que era difícil ver lo hermoso que está hecho el retrato", dijo David Taylor, curador de pinturas y esculturas del Fondo Nacional. "Ahora uno de verdad puede ver todos los tonos de la piel y otros colores, así como el modo en que la pintura se manejó. Ahora es mucho más fácil apreciarlo como un Rembrandt".

La pintura fue donada al organismo en 2010 por el patrimonio de Edna, esposa del barón Samuel de Wych Cross, quien fue un gran coleccionista de arte holandés y flamenco. El retrato se exhibe en la abadía Buckland en el suroeste de Inglaterra, donde se encontraba la casa del marinero del siglo XVI Francis Drake.

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