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Robótica de la UNAM recibe sólo 41 mil pesos mensuales

El hecho de que nuestro país sólo destine 0.46% de su PIB a la ciencia y la tecnología no impide que los ingenieros mexicanos desarrollen prototipos de calidad, aseguran investigadores de la UNAM. 

Máquinas que aprenden por sí mismas, toman decisiones o son capaces de protegerse en un entorno adverso ya existen en México. Incluso hay algunas que pueden simular emociones. Se trata de prototipos robóticos que han ganado competencias internacionales y que en un par de décadas podrían estar al alcance del público.

Con un presupuesto de apenas 300 mil pesos anuales, estos modelos son desarrollados por una veintena de ingenieros, investigadores y estudiantes de posgrado en el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM.

El Unamoides, Laboratorio de Instrumentación y Automatización, dependiente del instituto, es apenas un cuarto de 10 metros cuadrados. A pesar de la austeridad con la que subsiste, el trabajo que lleva a cabo es equiparable al de los países más avanzados en robótica, asegura su titular, Mario Peña Cabrera.

"En la parte del desarrollo tenemos un nivel comparable con otras universidades del mundo, como se muestra en las competencias internacionales, que son foros que nos permiten medir cómo vamos. En el desarrollo de algoritmos hay grupos que están a la par de otros países", explica el ingeniero.

En 2011, el Unamoides ganó el tercer lugar en Robocop, una competencia de futbol realizada en Taiwán en la que participaron 20 naciones, y en 2012 obtuvo el primer sitio en el certamen de la Federación Internacional de Robots Autónomos (FIRA) en Estados Unidos, detalla Peña Cabrera, quien advierte que los esfuerzos que realiza el laboratorio se encaminan a fabricar sus propios humanoides.

Desarrollados en sólo siete años, sus robots son pequeños, de 40 centímetros de alto, pero son muy hábiles. En la prueba final de ambas competencias, los androides lograron recolectar determinadas mercancías en una tienda en un tiempo reducido. Hacer el super será una de las tantas tareas que podrán realizar estos robots en un futuro cercano, así como servir de compañía o checar los signos vitales.

"La humanidad está envejeciendo, las regiones con mayor potencial económico, principalmente Europa y Estados Unidos, ya están desarrollando empresas para fabricar estos robots de servicio", explica Peña Cabrera.

Mientras tanto, en Japón los robots ya son de uso común, y en el ámbito mundial, la Federación Internacional de Robótica (IFR) calcula que las ventas de estas máquinas para tareas domésticas rondará los 24 millones de unidades entre 2014 y 2017, con un valor estimado de 6 mil 500 millones de dólares. México formará parte de estas estadísticas en 20 años, adelanta Peña Cabrera.

ESTÉTICA HUMANOIDE

Otra área del IIMAS desarrolla un prototipo un tanto más ambicioso:
Golem. "Es un robot de servicio que tiene la capacidad de interactuar con seres humanos en lenguaje hablado, con el objeto de apoyarlos en la vida cotidiana, lo que implica que además de poder hablar, tiene que ver, moverse, tomar objetos con las manos y llevarlos a las personas", explica Luis Pineda Cortés, jefe del departamento de Inteligencia Artificial y Procesamiento de Lenguaje Natural, a quien le tomó una década desarrollar su Golem.

Para este proyecto, el departamento a su cargo cuenta con un presupuesto anual de 900 mil pesos: 600 mil proceden del Conacyt, 100 mil del Gobierno del DF y 200 mil de la UNAM, precisa Pineda Cortés.
Ambos científicos coinciden en que hace falta mayor apoyo tanto gubernamental como privado para este tipo de investigación.

Y es que, mientras en los países desarrollados la inversión en ciencia y tecnología alcanza hasta el 3.39 del PIB, como en Japón, en México es de 0.46, de acuerdo con datos del Banco Mundial.

"Sería importante que el sector empresarial tuviera una visión más activa al desarrollo tecnológico, no nada más en la cuestión de robótica o de inteligencia artificial; de hecho una cosa muy importante para México sería tener mayor iniciativa en el desarrollo de tecnología, es una cuestión de soberanía nacional. Los países que tienen una tecnología propia pueden tomar mejores decisiones para resolver sus problemas", señala Pineda Cortés.

PELIGRO, PELIGRO...

En la ciencia ficción han proliferado ejemplos catastróficos sobre el momento en que las máquinas superen a sus creadores y tomen el control. Incluso Stephen Hawking, en diciembre pasado, previó un posible fin de la humanidad por el acelerado desarrollo de la inteligencia artificial, en tanto ésta podría llegar a rediseñarse a sí misma y alcanzar un nivel superior al de la mente humana.

"Hay cierta preocupación en la comunidad científica", admite Hernando Ortega Castillo, ingeniero en cibernética e investigador del IIMAS. "Existe un pronóstico, al evento le llaman singularidad tecnológica. Ésa es la parte peligrosa. Lo calculan para el 2050 pero algunos ya lo están viendo más cerca".

Otros científicos como Pineda Cortés opinan que falta mucho para que los robots desarrollen procesos cognitivos tan complejos como los del hombre. "Hay aspectos de la inteligencia humana que no podrían lograr. Son inteligencias diferentes", concluye el ingeniero.

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