After Office

Pau Donés o la urgencia de vivir

La voz del Jarabe de Palo se afirma en la enseñanza de mirar la muerte al lado. Pau Donés tiene fe en lo que toca, en lo que mira, en lo que abraza. Lo divino, lo religioso, le dicen nada. Dios no está. Punto. Este sábado tocará en el Vive Latino.

No se lo ve por aquí, por lo tanto no viene a cuento. Pau Donés tiene fe en lo que toca, en lo que mira, en lo que abraza. Lo divino, lo religioso, le dicen nada. Dios no está. Punto.

Dice Javier Marías que el olvido es un tuerto siempre. El hiperactivo y disléxico vocal del Jarabe de Palo puede decir lo mismo. La memoria mira con un ojo, el derecho. Se siente lleno de vida, dueño de su fiebre y su dolor. Vivo. Muy vivo el músico criado en Barcelona. Joaquín Sabina alega sobre Serrat: el Barsa cree que hay Dios y es azulgrana. Donés volvió a la religión laica cuando Johan Cruyff hizo posible el sueño eterno con el Dream Team. Allí que sí que se santigua: Messi, Guardiola, el juego bello, arte.

Cuando se le pregunta sobre aquella frase de Roland Barthes que sostiene que se fracasa siempre cuando se habla de lo que se ama, Donés -hace mucho ejecutivo de cuenta de una agencia de publicidad- dice que le parece linda, pero equivocada. Él se considera exitoso en ese terreno: ha amado y lo ha dicho. Ha amado a muchas mujeres, entre ellas a su madre y a Sara, su hija. El hombre encara la vida desde la vida: parece decir que, en efecto, el olvido es tuerto: y por el ojo que ya no mira hay mucha existencia, muchos placeres, mucho derroche. Ahora, ni modo, otra forma de jugarse el pellejo. Elias Canetti sostuvo que el miedo ha inventado muchos nombres para distraerse: él, ante el Cangrejo (para los espectadores, Cáncer), no siente pánico alguno, el ruedo tiene mucha querencia detrás.

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Paradoja. El Diccionario de Esoterismo llama al signo Cáncer, solsticio de verano, "la puerta de los hombres". Sería tan buen eslogan como su ya famoso: "Vivir es urgente; el futuro no existe". Hombre al fin.

Llega antes de la hora para el Espresso Doble, el espacio de 15 minutos de El Financiero-Bloomberg. Se presta para una corta sesión de fotos. Se empeña en el porte. Ha dormido un poco antes de llegar al Sur, después de unas entrevistas matutinas. Se le pregunta por Machado, por Cernuda, por Salinas. Nada. Su dislexia no le ha dejado leer nada. Ni poesía ni literatura. Y ya en semestres avanzados, ni música. Las letras se mueven. El presente es miope, siempre. Cuenta que a su madre le dijeron que Pau era un retrasado; un tarado. El niño no lograba quedarse quieto. Llegó la guitarra a los 10 años. Luego los J & Co. Band y Dentaduras Postizas, bandas pubertas, que se movían en el posfranquismo. "Ah qué mala música hacíamos en aquel entonces", aclara, "buenas letras, pero cero armonía; es que no sabíamos cómo hacerlo".

Juan Marsé escribió sobre aquellos años (en 'Si te dicen que caí') que las apariencias seguían justificando el oprobio de la realidad. Cuando 'La Flaca' dominó el escenario español, cuando los Ducados la sumaron a su campaña, Donés y el resto del Jarabe de Palo no supieron a bien si salían de un sueño o volvían a ingresar a él, como los personajes de Marsé. Hoy el músico parece decir a los cuatro vientos que la vida es una herida que habla por sí misma: "He tenido un vidón", dice ufano y sencillo, presuntuoso y humilde. Sostiene Donés que la vida lo ha tratado bien, como si hablara de una amante a la que ha querido mucho y le tolera ciertos desprecios y achaques.

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Tiene la mirada clara del felino, del felino que tiene consciencia del mal que lo aqueja. No hay manera de fumar un cigarrillo en la terraza. Donés resiente el frío del marzo capitalino, otro poco de raro. Cree que España ha perdido una oportunidad de oro para consolidar la democracia. Quiere sostener su tesis del mal tiempo español con un dato: casi la mitad de los que asisten a las urnas siguen votando por el PP (el Partido Popular de Rajoy, de Aznar). El diálogo se vuelve latino cuando habla de la corrupción tan mediterránea, tan hispanoparlante.

Las ganancias por sus discos le dan el lujo de no hablar de dinero. Tiene el suficiente para evitar preguntar si ya depositaron, si ya es quincena o si ya venció su límite para abonar a la tarjeta de crédito. También para olvidarse del mínimo a pagar.

-¿No le parece que ser feliz es muy burgués?
-Los burgueses no suelen ser felices, suelen ser ricos.

Joseph Joubert escribió que uno debe parecerse al arte sin parecerse a ninguna obra. Esa es quizá la empatía que Donés va teniendo con su propia existencia. Para él (niño que conoció la alta música con Bob Marley y los Beatles) todo se va nivelando en la báscula entre memoria y olvido: ha vivido a tope y el futuro es, para todos, una fragancia de incertidumbre. Dijo en otro lado que lo único que dejará en este valle de lágrimas es a su hija Sara, a la que lleva tatuada entre los dedos. Aquel hombre que, en las emociones, se llamó desequilibrado. Va encontrando en el campo espiritual un camino firme para la reconciliación, el sitio en el que Pau y Donés se hablen de tú, como viejos camaradas de resacas y quimioterapias.

Al 'Cangrejo' le dedica cinco minutos al día, el resto es imponerse a la gira de este año, tocará en el Vive Latino, regresará a México en septiembre y el Jarabe mantendrá su gira mundial, como si el vocal no pasara por la consonante más temida por los hombres. "La verdad es que no tenemos miedo –vuelve Canetti, vuelve la vida- a morir, tenemos miedo a vivir, a fracasar en el intento de vivir". Cuando se sentó a escribir 'Humo' se dio cuenta de que en efecto, a él, como a todos, se le iba escapando la vida. Pero tampoco se mojó en los pantalones.

"Quizá cuando vuelva –dice- podamos volver hablar de Dios, quizá tenga alguno nuevo que contaros".

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