After Office

Música y protesta


 
Carmen García Bermejo
 

El músico y compositor nigeriano Tony Allen es uno de los percusionistas más importantes en la escena a nivel internacional. Se presenta hoy en la Alhóndiga de Granaditas con el repertorio de su último disco "Agente secreto", en el que combina su estilo afro-beat con letras de protesta. Este artista participa en el Festival Internacional Cervantino en compañía de músicos de Nigeria, Camerún, Francia y Martinica.
 

Nacido en Lagos, Nigeria (1940), Allen se distingue por su versatilidad para tocar su estilo en distintos géneros: highlife, soul, funk, jazz y ritmos africanos tradicionales. En entrevista explica que cuando tenía diez años de edad abandonó la primaria, debido a que sus padres se quedaron sin trabajo. Entonces, ingresó a laborar a un estudio de grabación como ayudante del técnico y también como velador.
 

"De noche, cuando me quedaba solo en el estudio, me ponía a tocar todos los instrumentos que allí había. Pero el que me conquistó fue la batería. Me sentía yo muy bien, mis manos y mis piernas fluían al ritmo de las percusiones. Descubrí que era mi medio de expresión y así ya llevo 55 años. Este virus de la música nunca se me ha quitado. Ahora intento transmitir ese sentimiento a las nuevas generaciones, pero no para que sean iguales a mí, sino para que encuentren su verdadero sentir".
 

Recuerda que cuando empezó a tocar sólo interpretaba el soul y los ritmos africanos tradicionales. Hasta que, en 1964, conoció a Fela Kuti -un reconocido autor africano y activista social- con quien empezó a tocar música de protesta, a través del estilo afro-beat. Así lograron grabar 30 álbumes.
 

"Los conciertos con Fela Kuti -apunta- se convertían prácticamente en protestas en los estadios donde nos presentábamos, porque nuestro arte llevaba un mensaje: liberarse de la opresión de los gobiernos. Primero fue en nuestro país, pero después llamamos a los jóvenes del mundo a luchar en contra de la desigualdad social que hay en todos los países. África vive la opresión de su sistema político y su sociedad está inmersa en la violencia que deja el contrabando de armas, así como la voracidad de las empresas trasnacionales que pretenden apoderarse de todos los recursos naturales para explotarlos".
 

Allen agrega que como la desigualdad y la corrupción imperan en todo el mundo, continúa mandando su mensaje de liberación en cada una de sus presentaciones. Aunque dice que nunca expresa los nombres de los malos gobernantes, el mensajes está ahí y la música es un símbolo de libertad.
 

El también compositor precisa que cuando empezó su carrera, tocaba la batería que todos los grupos tienen. Pero consideraba que algo le hacía falta para estar completo como artista.
 
Entonces, le fue añadiendo distintas partes a las percusiones para lograr ejecutar las piezas con sus dos brazos y dos piernas al mismo tiempo: "Se trata de hallar un lugar para todo -afirma- y, por eso, parecería que la batería es ejecutada por cuatro personas juntas. Pero, en realidad, todo está arreglado para que yo pueda manipular este gran instrumento."
 

Allen, quien acaba de publicar su autobiografía, indica que los músicos jóvenes son muy flojos. No conocen la disciplina: "Si no tienen disciplina -añade-, difícilmente lograrán ejecutar adecuada y físicamente un instrumento. Ellos, ahora, se limitan a emplear la computadora para hacer sonar sus ritmos. No hay creatividad".
 
 
 
 

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