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Morten Andersen alcanza su visa a la fama

Este fin de semana, Morten Andersen se convertirá en el primer danés y cuarto pateador que inscribirá su nombre entre los inmortales del futbol americano.

Una tarde de 1977, un joven rubio tomó un vuelo desde Copenhague rumbo a Atlanta. Tenía el deseo de experimentar el modo de vida estadounidense, perfeccionar su inglés y conocer algunas normas sociales diferentes.

Fue hace 40 años. Morten Andersen era un estudiante que pasaría 10 meses en la escuela secundaria Ben Davis, en Atlanta, como parte de un programa de intercambio cultural.

El muchacho tenía con ojos grandes, una mente abierta y ningún conocimiento del futbol americano. Nunca imaginó lo que sucederá este fin de semana: ingresar al Salón de la Fama, el mítico recinto de los inmortales de Canton, Ohio, en donde habitan los verdaderamente grandes de la NFL.

Será un suceso singular: será apenas el octavo jugador no nacido en Estados Unidos que portará la clásica chaqueta amarilla, el primer danés en tener dicho reconocimiento y apenas el cuarto pateador en ese selecto grupo de celebridades.

Andersen relató hace mucho que no pasaba por su mente entrar al emparrillado: "Yo era gimnasta, acaso un jugador de balonmano. No sabía nada del juego. La forma de la pelota era diferente. Había tantas cosas que me eran extrañas y, además, en aquel momento hablaba muy poco inglés".

Un entrenador se empeñó en integrarlo al equipo de futbol americano sobre todo por su privilegiada pierna zurda. "El futbol americano se convirtió en el vehículo para que me integrara rápidamente en la escuela secundaria y el modo de vida estadounidenses. Tuve 80 nuevos amigos cuando vieron la pelota volar vertical y alta a través de los postes", relata Andersen.

Dicho talento le mereció una beca con la universidad estatal de Michigan. En 1982 fue seleccionado en la cuarta ronda del Draft por los Santos de Nueva Orleáns. Ahi comenzó una fructífera trayectoria de 24 años por los emparrillados que involucró a cinco equipos.

El danés posee el récord histórico de todos los tiempos con 2 mil 544 puntos, 382 partidos jugados, 565 goles de campo anotados y 709 intentos. Fue nombrado a siete Pro Bowl, fue All-Pro en seis ocasiones y seleccionado al equipo de la década de los 80 y 90.

LaDainian Tomlinson
Corredor


En su temporada de novato sumó mil 236 yardas y 10 anotaciones. Al final de su carrera totalizó con ocho temporadas seguidas con más de mil yardas por tierra.

Seleccionado cinco veces al Pro Bowl, Tomlinson totalizó con 13 mil 684 yardas terrestres (quinto de todos los tiempos) en 3 mil 174 acarreos y 624 atrapadas para 4 mil 772 yardas y 17 touchdowns.

Sus 145 anotaciones por tierra le ponen en el segundo lugar de la historia de la NFL; sus 163 anotaciones totales le ubican sólo detrás de Jerry Rice (208) y Emmitt Smith (175). Su cosecha 18 mil 456 yardas ofensivas totales le ponen como el quinto mejor de toda la historia.

Kurt Warner
Quaterback, San Luis

Para saltar a la titularidad de los Carneros de San Luis tuvo que aprovechar una lesión de Trent Green. Encarnó una de las historias tipo Cenicienta en la temporada de 1998, en la cual culminó con el anillo del Super Bowl XXXIV, en el fue nombrado el Jugador Más Valioso.

Dos años más tarde fue elegido como el Jugador Más Valioso de la temporada y llevó a los Carneros al Super Bowl XXXVI. Lideró la NFL en yardas por pase con 4 mil 830 yardas, 36 pases de touchdown y un rating de 101.4. Fue nombrado dos veces All-Pro y cuatro al Pro Bowl, totalizando 32 mil 344 yardas, 208 pases de touchdown y 93.7 puntos de rating.

Terrell Davis
 Corredor, Denver

Fue seleccionado en la sexta ronda (lugar 196 general) del Draft de la NFL de 1995 por los Broncos de Denver. Sumó cuatro temporadas espectaculares antes de sufrir una devastadora lesión en la rodilla, que lo limitó a sólo 17 juegos en sus últimas tres temporadas y que, prematuramente, terminó su carrera profesional.

En los playoffs de 1998, Davis logró una marca del equipo en postemporada con 199 yardas terrestres contra los Delfines de Miami en la ronda divisional y 167 contra los Jets de Nueva York en la final de Conferencia.

Coronó esa postemporada con 102 yardas en el Super Bowl XXXIII en la victoria de los Broncos sobre los Halcones de Atlanta. Totalizó 7 mil 607 yardas y 60 anotaciones en sólo 78 juegos. Agregó mil 280 yardas y 169 recepciones.

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