After Office

Mono Blanco se reinventa en el compromiso social


 
Viridiana Villegas Hernández
 
Más allá de su música, Mono Blanco posee una importancia indiscutible en el Movimiento Jaranero como formadores de soneros e incluso lauderos en el estado de Veracruz, así como en el resto del país su influencia y fandango ha llegado hasta otras latitudes del mundo. Esta agrupación, fundada en 1977 por Gilberto Gutiérrez Silva y de la que han sido parte músicos como Arcadio Hidalgo, Darmacio Cobos, César Castro, Tacho Utrera, Patricio Hidalgo y Gisela Farías, se encuentra de plácemes, pues el próximo 28 de noviembre comenzarán la celebración de sus casi 40 años de historia con un concierto que ofrecerán en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, ocasión en la cual Eduardo Lizalde Farías fungirá como director de un total de 25 soneros en escena.
 
En estas casi cuatro décadas, ¿cómo diría que ha evolucionado el Movimiento Jaranero?

"Creo que el país tiene un pendiente con los sones de la tierra en general", responde Lizalde Farías. "Afortunadamente cada vez son más las agrupaciones invitadas a diversos festivales donde se les brinda la estatura que en verdad merecen en el escenario sin embargo, en muchas ocasiones los huapangueros, los soneros, por ejemplo, michoacanos, jarochos o de Tierra Caliente, fungen todavía como el relleno de esas tertulias culturales. Por otra parte, el trabajo que se ha llevado a cabo a lo largo de los años ha colocado poco a poco a estos intérpretes en su nivel justo a nivel nacional y en el extranjero y pienso que esto se debe a la gran labor ciudadana y comunitaria de los músicos e investigadores que han convertido a este movimiento en una causa genuina. Sólo una sociedad comprometida es capaz de consolidar este tipo de proyectos, los cuales no son tan bien recibidos en las altas cúpulas de los funcionarios culturales".
 
Además de dicha reunión, Mono Blanco cierra el año con la edición del disco nuevo intitulado Orquesta Jarocha (Groove Armada / Casete), una producción de nuevas versiones de doce sones tradicionales como El pájaro carpintero, El coco, La Lloroncita, El butaquito, La bruja, La guacamaya y Los pollitos. En entrevista, Gilberto Gutiérrez Silva sostuvo al respecto:
 
"En este álbum incluimos, al fin, grabaciones de los temas La petenera, Los chiles verdes y Las poblanas, pues hasta ahora por respeto no lo habíamos hecho, ya que son canciones que requieren mucho estudio e incluso es preciso comprender sus acepciones filosóficas".
 
Asimismo, en este trabajo discográfico se encuentra "El capotín", que lleva una interesante estructura en sus coplas, pues utiliza versos de nueve y cinco sílabas; también "El perro", una creación original de Mono Blanco.
 
 
 

También lee: