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Libros de artista, una poesía visual

Por su amor a las letras y sus habilidades en las artes plásticas, Nahúm B. Zenil ve a los libros como objetos de arte. Su obra única ofrece otra opción artística de la literatura. 

Para Nahúm B. Zenil (1947) la poesía y la pintura son sus dos vocaciones. Es por eso que al crear libros de artista se siente a sus anchas, más incluso que con el lienzo, afirma, pues la página le permite integrar dos formas de estampa: la que se mira con los ojos y la que se observa con la mente.

"El proceso de creación es muy semejante; la creación de imágenes a través de la palabra se puede traducir en imágenes plásticas", dice el artista veracruzano, quien el 9 de julio inaugura la muestra Páginas sueltas, en la Galería Juan Soriano del Centro Nacional de las Artes, en la que exhibirá 45 libros de artista inéditos, realizados en 1997, en los que revela un íntimo vínculo entre la plástica y la poesía.

"Antes que pensar en ser artista plástico, yo quería ser poeta. Empecé a escribir desde el tercer año de secundaria hasta que hace diez años entré al taller de poesía del maestro Enrique Villaga. Ahora me dedico de una manera mucho más seria a escribir", comparte.

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Figura clave del neomexicanismo -corriente artística surgida en la década de 1980, con artistas como Julio Galán o Gabriel Macotela-, Nahum B. Zenil es el protagonista de su obra. A la manera de Frida Kahlo, se ha dicho, Zenil se pinta a sí mismo y va más allá. El miembro masculino es también protagonista de sus creaciones.

"Todos los seres humanos sentimos y pensamos semejante. Hablo de mi vida, pero igual puede identificarse cualquier persona. Hablo de todo lo que me preocupa y me interesa: de religión, de sexo... los elementos fundamentales de la vida", apunta.

En los últimos años, como becario del Fonca, ha trabajado principalmente en libros de artista. Éstos, como toda su obra, son biográficos. Tiene uno con 41 imágenes religiosas que muestran su rostro.

"Este libro tiene un fundamento filosófico, de reflexión, algo realmente pensado y sentido. Al espectador corresponde analizar y ver lo que la obra le dice", explica el artista, quien se declara católico, e incluso canta los domingos en el coro de una iglesia, en el barrio de San Miguel, en Tenango del Aire, Estado de México, donde vive.

"La influencia de la Iglesia tiene mucho que ver en la sociedad, lástima que no se analice como yo creo que debiera ser; si la influencia de la Iglesia, el poder que tienen los sacerdotes y demás, se aplicara de acuerdo a lo que dicen los evangelios, sería otra cosa".

Admirador de los poetas mexicanos, particularmente de Octavio Paz, Zenil advierte que le interesa el libro como objeto, por su amor a la literatura.

En piezas únicas, es autor de títulos como Kahlo y Zenil, un relato sobre la semejanza de su obra con la de Frida Kahlo; La luz anda descalza, un cuento de Enrique Villaga protagonizado e ilustrado por el artista mismo, con 17 libros individuales, así como Poemas de mayo y Del asombro de la llama. El año pasado terminó Historia común, con 30 poemas y 15 grabados, que se ha exhibido en diversos foros de la República y actualmente se encuentra en la galería "Hazme el milagrito", en la colonia Roma (Chiapas 98-B).

A propósito de la exposición Página suelta, que se presentará junto con un documental producido por Canal 22, dice que, sin tener la intención de publicarlos, guardó sus textos tempranos y lo que fue escribiendo a lo largo de los años.Tiempo después, gracias a una beca del Fonca, de 1997 a 1999, se dedicó a ilustrarlos.

"Su costo es muy alto, son poco más de 40 ilustraciones y otro tanto de los textos; Su valor es muy difícil de calcular, por eso tengo guardados los 50 ejemplares que se editaron; no se han comercializado", asegura. 

Explica que se debe a la dificultad de acceder a ediciones convencionales que ha preferido hacer libros únicos, de arte objeto, pero mantiene la esperanza de publicarlos.

"Lo que sucede con estos libros es que tienen ilustraciones especiales: algunos son como en tercera dimensión. Son complejos incluso para su exhibición".

Además, el formato le parece muy cómodo, reconoce, pues "esto no me sucede cuando trabajo en formatos más grandes, láminas completas, de 60 x 80; los formatos pequeños se prestan para la temática que es muy íntima", concluye el artista.

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