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La tercera base, la posición más ingrata y complicada

Esta posición no tiene mayor mérito para los periodistas estadounidenses que cada año votan para elegir a los peloteros que ingresan al Salón de la Fama de Cooperstown. Apenas son 14 los antesalistas que son miembros del selecto club de estos beisbolistas que hicieron historia en las Grandes Ligas.

Jugar la esquina caliente no tiene mayor mérito para los periodistas estadounidenses que cada año votan para elegir a los peloteros que ingresan al Salón de la Fama de Cooperstown. Apenas son 14 los antesalistas que son miembros del selecto club de estos beisbolistas que hicieron historia en las Grandes Ligas.

El último en ganarse un sitio entre los inmortales fue Wade Boggs, de los Medias Rojas de Boston, que logró los votos suficientes para ser inducido en 2006. Ser los mejores bateadores de la alineación y su potencial ofensivo no les garantiza a estos grandes peloteros su ingreso al recinto de los inmortales.

La baja cantidad de jugadores de tercera base distinguidos resulta sorprendente hasta para los especialistas, como Rusell Gutiérrez, quien admite que el dato lo impacta, pero entiende que los lugares estén reservados en su mayoría para los dueños de la lomita. Son 72 los lanzadores que han ingresado a Cooperstown y la principal razón es que son las estrellas que ganan campeonatos y son admirados en todo el mundo.

"El juego se basa en la actuación de los pitchers, no es raro que sean las máximas figuras, incluso se les entrega un premio especial, el Cy Young al mejor lanzador del año. Es verdad que tienen un trato diferente", asegura Gutiérrez.

No existe una razón de fondo para que los antesalistas no sean incluidos entre los mejores peloteros de la historia. "Es curioso porque normalmente los tercera base son bateadores de fuerza, que son muy reconocidos, resulta sorprendente que en verdad su presencia sea tan limitada en el Salón de la Fama", agrega el especialista.

Explica que dominar la colchoneta de la izquierda entraña una gran dificultad. "Beisbolistas profesionales me han dicho lo complicado que es defender la antesala, les llegan los batazos muy fuertes, pero al tirar siempre le queda la primera base de frente".

Conforme sus habilidades van disminuyendo, los mánagers acostumbran mover de la tercera a la primera base a sus jugadores para aprovechar su buen bateo. "Cuando su rango de fildeo empieza a decrecer, muchos de ellos terminan jugando la primera base, cuando ya son veteranos sólo tienen que recibir tiros, que también tiene su dificultad", detalla Gutiérrez.

En las votaciones, que son realizadas por periodistas que tienen una experiencia mínima de 10 años de cubrir las Ligas Mayores, se tiene un gran rigor. "Al final, lo que mandan son los números; esto no es como los Juegos de Estrellas, que marca las preferencias del público, aunque está visto que también se cometen algunas injusticias con peloteros que tal vez no jugaron muchas temporadas, pero dejaron huella en el juego de pelota", finaliza el analista.

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