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La tabaquería que no se extingue

Conoce la historia de "La Favorita", una tabaquería con mucha historia y tradición en México. “Fuimos de los primeros en importar tabaco", asegura en entrevista Rafael Gómez de la Torre, quien trabaja en el negocio desde 1960. 

Rafael Gómez de la Torre tenía tan sólo 16 años de edad cuando empezó a trabajar en la tabaquería La Favorita, en 1960.
No conocía el mundo del tabaco fino, pero poco a poco, en parte gracias a los clientes, fue aprendiendo a conocer sus tipos, mezclas, olores, a forjar cigarros y a saber reconocer los mejores.

Estudió Derecho en la UNAM, pero nunca ejerció, decidió quedarse en la tienda por la variedad de productos que importaban, muchos desconocidos en el país. De la carrera universitaria le quedó su gusto por los búhos: más de 100 adornan la tienda.

"Fuimos de los primeros en importar tabaco, accesorios para pipa y en traer pistaches y nueces de la India, de hecho así la nombramos y ahora así se conoce en todos lados", recuerda.

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Por eso no es extraño que en el letrero sobre la calle de Independencia 68 se lea, con algunas letras faltantes: Favorita, nuez de la India y pistache, y que en su interior pipas, puros, tabaco, cortadores limpiapipas conviven con botanas y chocolates finos.

La Favorita fue abierta en 1950 sobre avenida Hidalgo 73 por el empresario griego Jordán Mina, tío de uno de sus amigos de la escuela. Desde que Rafael adquirió el lugar en 1971, se ha enfrentado a muchos retos: dos mudanzas, un pequeño incendio, los mexidólares de López Portillo, pero el mayor fue en 1985.

Pocos meses después de mudarse La Favorita a su tercer hogar, sucedió el temblor.

"Aquí se concentraba todo, oficinas de gobierno, establecimientos, pero con el terremoto se habían fracturado los edificios y todos se fueron del Centro. Los hoteles y las tiendas de ultramarinos a los que surtíamos, como el Hotel Alfred, el Hotel del Prado y el Regis se afectaron. Todo se colapsó y las ventas bajaron. No menos de 50 tabaquerías cerraron", señala.

La mala racha quedó en el pasado y ahora es la tabaquería más emblemática de la ciudad. Actualmente vende puros dominicanos, mexicanos y cubanos, entre ellos Te Amo, Dunhill y Cohiba, y ya tiene su propia marca, elaborados artesanalmente en San Andrés, Veracruz. Hay de distintos tamaños, el más grande es el Churchill, en honor al ex primer ministro británico.

"Existen muchos tamaños porque un puro no se debe de apagar, se arruina y cuando se vuelve a prender huele muy mal. Los más pequeños son como para ir a tomar un café breve", aclara Rafael.

También hay tabaco para pipas y cigarros de distintos países, algunas marcas holandesas, con distintos aromas para pipa y para cigarro. Rafael Gómez recomienda London Dock y Flanders, ideales para fumar en algunas de sus pipas de nudo de brezo, los precios van de 300 a mil 500 pesos, y aclara que las pipas curveas no son de Sherlock Holmes, sino para leer, porque las rectas interfieren en la visión.

Ser el dueño de uno de los expendios de cigarros finos más añejos y de los pocos sobrevivientes del Centro, ha sido como fumar un puro, lento, sin prisas, para disfrutar los aromas.


Tips básicos para los que empiezan a fumar puro o pipa

Hay puros de 100 a varios miles de pesos, la razón: el tiempo de maduración de la hoja, que puede ser de más de 10 años.
Rafael Gómez de la Torre dice que los que saben fumar lo primero que hacen es quitar el anillo de papel (etiqueta) que lo envuelve. Después se realiza el corte o un orificio.

Las pipas siempre se deben de limpiar después de usarse, de lo contrario se pueden tapar o quedar residuos que vuelvan desagradable el sabor del tabaco.

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