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La 'Juve' inolvidable de Platini

Aquel equipo de Giovanni Trapattoni del 84-85 se hizo de su primera Liga de Campeones de Europa comandado por Michel Platini, el astro francés que hizo arte de la media cancha.

El exlateral izquierdo y ahora presidente de Francia, Emmanuel Macron, tenía cinco años cuando se produjeron dos grandes acontecimientos en la historia moderna del futbol: los fichajes de Diego Armando Maradona por el FC Barcelona y de Michel Platini, el hijo de restauranteros de origen piamontés, por la Juventus de Turín, club que el 1 de noviembre cumplirá 120 años de existencia. El primero el más caro de la historia y el segundo un deslumbrante quiebre en la historia del calcio.

Era otro futbol, que dependía, como nunca, de los mediocampistas; Diego y Michel fueron lo más exquisito de la década de los 80. Maradona fracasaría en el Barsa y haría inmortal al Nápoles, un club cansado de menosprecios en el vecindario italiano. El francés Platini, 22 años mayor que Macron, sería la pieza fundamental en el esquema de Giovanni Trapattoni de aquella encantadora y adorable Vieja Señora, que lo ganó todo, todo. Un once digno de los cantos de Virgilio.

Platini, a quien los médicos le acusaban de tener un corazón frágil y pulmones deficientes, había jugado en el Nancy y en el Saint Étienne, en los que había asombrado por su peculiar estética con y sin pelota. El exmediocampista Trapattoni, nacido en el mismo año en el que comenzó la Segunda Guerra Mundial (17 de marzo de 1939), había visto lo suficiente sobre el césped (retirado en 1972 con el Varese, después de varios años de éxito con el AC Milán) cuando se le apareció en el camino el astro francés que había llevado a su Selección nacional a las semifinales de la fase final de la Copa del Mundo de España 82. En aquel 8 de julio, en el Sánchez Pizjuán de Sevilla, Alemania venció en penales (5-4) a un pundonoroso cuadro francés. El central Charles Corver pasó a la historia por no marcar una grosera falta del portero alemán Harald Schumacher sobre Patrick Battiston, quien abandonó el partido con conmoción cerebral y dos dientes menos.

Trapattoni había tenido, también, mucho que ver con la Selección italiana de aquel 82. Su Juve, a la que llegó en 1976 (un año antes del nacimiento de Emmanuel Macron), aportó seis jugadores claves (Zoff, Gentile, Scirea, Caribini, Tardelli y Rossi) para la nazionale de Enzo Bearzot, campeona del mundo ante Alemania, en aquel 11 de julio en el Santiago Bernabéu, casa del Real Madrid, equipo al que la Juventus, seguramente, enfrentará en la final de la Champions League de este año.

Cuando Platini llegó al cuadro albinegro, todas esas luminarias permanecían en la alineación titular de Trapattoni, el futbol sonrió de pura sonrisa. Aun así, la Vieja Señora no pudo más que conformarse con el segundo lugar de la liga ante un AS Roma comandado por Falcao (el astro brasileño), Faccini y Ancellotti.

El título 21 de la Juventus de Turín se produjo un año más tarde, en la campaña del 83-84, con la deslumbrante actuación de uno de los mejores delanteros de la historia del balompié: el polaco Zbigniew Boniek. Platini aportó 20 goles en esa histórica temporada; fue el líder en el departamento de toda la competencia. El cuadro turinés se hizo del título con 43 puntos (tiempos en los que las victorias daban dos), dos más que la AS Roma, que perdería ese año la final de la Liga de Campeones de Europa ante el Liverpool, el cuadro inglés que compartiría elenco con la Juve en la final europea del año siguiente, cuando la tragedia del Heysel.

Más de 60 mil personas entraron, aquel 25 de mayo de 1985, al estadio de Bruselas para ser testigos de la final entre italianos e ingleses. Quince días antes 56 personas murieron en un encuentro de la tercera división inglesa en el Valey Parade de Bradford. Los aficionados del Liverpool agredieron desde antes de comenzado el juego a los rivales de la Juve. Se produjo una avalancha y muchos de los tifosi buscaron maneras para escapar del tumulto. Treinta y dos no pudieron lograrlo. Otras siete personas perdieron la vida por aplastamiento. Una hora y 25 minutos después se jugó el partido más triste de la historia. Platini anotó en el minuto 57 el único gol; de penalti.

En 1987, cuando Macron tenía 10 años y Maradona hacía campeón al Napolés, Michel Francois Platini se retiró del futbol. Alegó que ya no encontraba placer en el deporte más lindo. Hace 30 años el futbol dijo adiós a los Tres Mosqueteros en dos piernas. Hoy la Juve busca volver a la final continental; hoy Macron es el undécimo presidente de la V República francesa.

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