After Office

La guillotina pensante

'La Revolución rusa, cien años después' hace un balance de los avatares que sufrió el concepto de arte en los años previos a la Revolución de Octubre, durante ella y los primeros del triunfo bolchevique.

Octubre llega con 100 años de carga. Editorial Akal se suma a los festejos de 17 con una entrega valiosa: La Revolución rusa, cien años después.

Fernando Hernández Sánchez y Juan Andrade coordinan una entrega de varios ensayos sobre aquellos días que conmovieron al mundo. O no tanto. Dice Andrade en la presentación, por demás atractiva: Su potencia fue tremenda porque supuso la materialización de una utopía alimentada secularmente.

Aquel hecho (generador de Hechos), la especulación sobre el futuro, cedió a la prospectiva y a la acción experimental, a la estrategia con visos de triunfo. "También porque en su decurso la revolución contradecía ideales de libertad, democracia y autonomía muy arraigados en la tradición obrera".

El quinto texto del tomo, En el frente revolucionario del arte. Creación y experimento en la primera cultura soviética, de Rosa Ferré, viene a cuento en esta sección.

La autora hace un balance, atinado aunque breve, de los avatares que sufrió el concepto de arte en los años previos a la Revolución de Octubre, durante ella y los primeros del triunfo bolchevique, cuando los creadores fueron obligados a entender las reacciones de las masas, interpretando sus deseos casi inconscientes.

"Se regían -dice Ferré- por el ferviente y sincero deseo de convencer a sus conciudadanos de la necesidad de un nuevo orden político, que ellos representaban, como única vía hacia la justicia social".

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