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La forma sacra de la creación habita en San Ildefonso

La cancelación de la exposición del austriaco Hermann Nitsch en el Museo Jumex y las esculturas de santos del británico Michael Landy que se exhiben en el Antiguo Colegio de San Ildefonso vuelven a poner sobre la mesa el debate sobre la existencia del arte sacro contemporáneo.

La cancelación de la exposición del austriaco Hermann Nitsch en el Museo Jumex y las esculturas de santos del británico Michael Landy que se exhiben en el Antiguo Colegio de San Ildefonso vuelven a poner sobre la mesa el debate sobre la existencia del arte sacro contemporáneo.

Hay creadores que se han volcado en realizar obras con simbología religiosa, pero en su mayoría con un propósito transgresor o irónico, como es el caso del fotógrafo David LaChapelle y su versión de La Piedad, en donde aparece Courtney Love sosteniendo el cuerpo inerte de Kurt Cobain. El caso más sonado recientemente ha sido el de Nitsch, polémico por sus obras violentas de crucifixiones y sacrificios.

"Hay muy poco conocimiento por parte de los artistas, la mayoría son ateos, tienen interés por el tema religioso, ya sea para burlarse, parodiarlo o cuestionarlo, pero no con la intención con la que originalmente se creaba arte sacro, con un fin litúrgico", opina Sabina Bautista, coordinadora de comunicación y cofundadora de la Bienal de Arte Sacro Contemporáneo que se celebra en Monterrey, Nuevo León.

Este tipo de propuestas, aunque cuenten con simbología religiosa, no pueden ser consideradas sacras porque, según Bautista, no participan del culto. Desde hace décadas los investigadores han debatido la existencia y validez del arte sacro contemporáneo, uno de ellos es el teórico español Juan Plazaola, quien ha publicado diversos libros en los que lo sustenta.

"Plazaola establece esas diferencias que en el arte actual parecen tener más problemas porque todo se vale y muchas veces, como en el caso de Nitsch, cuando te acercas a lo sagrado, tiene mucho de profano", explica Bautista, quien realizó su tesis de maestría sobre el Sagrado Corazón en el arte sacro contemporáneo.

¿Sacro o religioso?
"Es interesante diferenciar lo que es arte religioso de lo que es arte sacro. El arte con temas religiosos no es sacro, éste es sólo aquél que por sus características teológicas participa del culto", define Bautista.
Ery Camara, coordinador de Exposiciones y registro de obra del Antiguo Colegio de San Ildefonso, coincide en que puede existir el arte sacro contemporáneo, pero enfatiza que la obra de Michael Landy, que se expone hasta el 8 de marzo, no lo es.

En la exposición Santos Vivientes se incluyen ocho esculturas cinéticas que permiten al público participar del martirio de los santos al accionar un pedal.

"Sí puede existir arte sacro. El propósito no es proselitizar la religión, sino generar reflexiones en torno a ella; incluso artistas modernos han trabajado para iglesias y templos, entre ellos Mathias Goeritz, pero yo no lo veo necesariamente litúrgico", opina Camara.

"Michael Landy es de origen católico, pero no es una persona que practique la religión. Durante una residencia de dos años en la National Gallery de Londres su interés se volcó hacia la pintura Renacentista y le llamó la atención que aludía a muchos santos que morían al defender sus convicciones, e hizo una especie de símil en el que el artista también defiende sus convicciones a través de su arte", añade.

El Vaticano ha comenzado a acercarse al arte contemporáneo y a aceptar otros diálogos artísticos como la fotografía y la instalación. Para la Bienal de Venecia de 2013 invitó a artistas de varias disciplinas, entre ellos el fotógrafo Josef Kouldeka, a realizar una interpretación moderna del Génesis.

La reflexión
La Bienal de Arte Sacro, organizada desde 2008 por el artista plástico Chko Cuéllar y el colectivo Aletheia, busca propiciar un diálogo y la reflexión sobre la manera contemporánea de vivir la fe y la búsqueda de lo divino a través de nuevos lenguajes artísticos.

"Las obras deben participar de la liturgia y hacer una revisitación: que puedan volver a plasmar, por ejemplo, La última cena alejándose de la visión de Da Vinci. Es apostarle más a lo simbólico y menos a lo narrativo", explica Bautista, también parte del colectivo Aletheia.

"Lo contemporáneo tiende hacia lo abstracto y lo conceptual, y esto es lo más sagrado que hay: la Biblia dice que no se pueden hacer imágenes de Dios, por lo que tener una representación simbólica es más sagrado que tener a Jesús en una imagen".

Entre los artistas que se han acercado a la Bienal, se encuentra la escultora Alejandra Zermeño, ganadora del segundo lugar en 2008, con un autorretrato de tamaño natural.

"Fue un reto reinterpretar a través de mi lenguaje un tema religioso sin ser religiosa. El tema era el Sagrado corazón, empecé a investigar pero no quería hacer algo tan obvio", recuerda la escultora.

"Una noche soñé que se me presentaba una luz, como si fuera Jesús, y yo interpretaba el papel de Santa María, desperté con el corazón a flor de piel. En la pieza muestro el momento de pasión y de éxtasis, cuando Jesús se me aparece".

En la segunda Bienal, realizada en 2010 en torno a La última cena, la artista plástica Guadalupe Urrutia innovó con una pieza de arte comestible. 

"Mi obra era un molcajete de chocolate con hostias blancas y negras: lo bueno y lo malo. Fue curioso porque por esta idea de que el arte no se toca, la gente no se atrevía a comérsela", narra Urrutia.

"Estas bienales son interesantes porque te atreves a desacralizar esas imágenes que se entienden como sacras con un lenguaje más actual que permite que te identifiques", concluye.

Ayer fue lanzada la convocatoria de la cuarta bienal, Santo de mi devoción, que por primera vez se invita a artistas extranjeros. Las piezas ganadoras serán expuestas en el último trimestre del año.

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