Hace 20 años la Condesa estaba desierta, no había bares, cafés, tiendas de diseño, y los únicos restaurantes que existían eran La Garufa, El Péndulo y una pequeña crepería en la esquina de Michoacán y Vicente Suárez.
La Crêperie de la Paix celebra durante este mes dos décadas de existencia en una colonia a la que nadie le apostaba, para convertirse en uno de los núcleos de esparcimiento en la ciudad.
Su historia es muy sencilla y honesta, como sus crepas: cuatro amigos juntaron sus ahorros y rentaron un local de 40 metros cuadrados para recrear las crepas bretonas que habían probado durante su estancia en Milán.
Un día antes de la inauguración, los dueños no conseguían hacer una crepa redonda, les quedaban amorfas. No tenían mesas y las hojas de pasta rellenas se servían en conos de papel; la gente las degustaba de pie en la calle, sentada en la banqueta o sobre unos bancos comprados en La Merced.
La crepería creció al ritmo de la Condesa y comenzó a expandirse: colocó mesas en la banqueta y el menú fue diversificándose según las exigencias de los comensales ya no sólo ofrecía crepas con nombres de jazzistas (Miles Davis, Jarret, Billie Holiday), también ensaladas, sopas y platos fuertes. Ahora es un bistró completo y tiene una sucursal Polanco, donde el jazz ha sido un ingrediente infalible para acompañar la cena.
FESTEJO A TODO CACAO
Para celebrar sus 20 años, este espacio ofrece, a partir del 7 de marzo, un menú de degustación creado por el prestigiado chef chocolatero José Ramón Castillo, propietario de Que Bo!, compuesto por platillos que integran el toque del grano mexicano con ingredientes salados, como la alcachofa con vinagreta de cacao y trufa blanca o los camarones con cacao sobre risotto.
Además, durante las noches habrá conciertos de jazz, blues, chelo o clases de tango, entre otras actividades.
Aunque en la Crêperie de la Paix ya no sirven la crepa envuelta en un cono de papel y en su menú se encuentra pato, cordero y hasta mousse de foie gras, todavía se puede pedir la crepa Jarret Aux Rajas, con la receta original de rajas poblanas –de la mamá de una de las socias- de cuando abrieron en 1994.