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5 iglesias de México con las historias más bizarras

¿Alguien podría explicarse los fenómenos que han acontecido dentro de estas iglesias? Conocer estos lugares, para muchos sacros, tienen su razón sólo desde la perspectiva de la fe. Ya sea por creencia o curiosidad, adentrarse en estos recintos es una oportunidad para llenarse de espiritualidad.

¿Alguien podría explicarse los fenómenos que han sucedido dentro de estas iglesias? Conocer estos lugares, para muchos sacros, tienen su razón sólo desde la perspectiva de la fe. Ya sea por creencia o curiosidad, adentrarse en estos recintos es un gran viaje hacia espacios que son considerados también culturales.

Milagros inesperados, historias que han convertido a estos santuarios en recintos de adoración para miles de católicos mexicanos ya sea por fe, devoción o tradición. Conocerlos es una oportunidad de adentrarse al terreno espiritual, incluso para las personas no creyentes, ya sea por curiosidad, interés cultural o la búsqueda de un favor espiritual.

1
Virgen de los Remedios

Relatan las crónicas que don Juan Velázquez de Salazar trajo esta imagen desde España en 1543. La mula que transportaba la imagen se detuvo abruptamente frente a la iglesia de Zitácuaro y se negó a moverse. "La Virgen se quiere quedar aquí", dijo el evangelizador.

En 1812, esta ciudad michoacana fue incendiada por orden del general Calleja y las iglesias fueron saqueadas. Las autoridades eclesiásticas que trataban de proteger sus imágenes divinas y de resguardarlas, atestiguaron el milagro: cada vez que se construía una caja de madera para transportar a la Virgen de los Remedios, le quedaba chica y simplemente nunca cabía.

2
El Santo Niño de Atocha

El hacedor de milagros de Plateros, se encuentra en Fresnillo, Zacatecas. Aunque no es venerado por la Iglesia católica, la imagen representa al Niño Dios con rasgos indígenas. En México es el patrón de los desamparados, y el 25 de diciembre cuando es su fiesta principal, llegan peregrinaciones del sureste de Estados Unidos, así como del norte y centro de México.

Se dice que fue venerado por Francisco Villa y admirado por Diego Rivera y Frida Kahlo. El principal distintivo de este icono religioso es su poder de bilocación, es decir, "que puede estar en dos lugares al mismo tiempo".
Fiesta: 25 de diciembre

3
El Cristo de los brazos caídos

Ubicado en el puerto de Barra de Navidad, en Jalisco, el Cristo del Ciclón es venerado en la iglesia consagrada a San Antonio de Padua. Su historia es reciente, en 1971 cuando el huracán Lily azotaba esta pequeña localidad. Fueron tres días de lluvias constantes que destruyeron las casas de palapa de los pescadores.

Los pobladores, desesperados, fueron a orar al templo y lo que vieron lo consideraron un milagro. El Cristo bajó los brazos y repentinamente cesó la tempestad. Es la única efigie clavada en una cruz de madera que tiene los brazos caídos y no extendidos como el resto de las imágenes cristianas.
Fiesta: 30 de agosto.

4
Cristo Roto de Aguascalientes

San José de Gracia fue fundada en 1673, y fue allí hasta donde llegó la imagen de un Cristo roto. Como ningún arriero parecía ser su dueño, fue llevado al templo y de inmediato florecieron las cosechas de los pobladores que lo adoptaron como el Santo Patrono de San José.

La historia más escuchada es que un sacerdote buscaba en una tienda de antigüedades un Cristo y encontró uno que no tenía cruz, tenía la cara desfigurada, le faltaba media pierna y un brazo entero. Se lo llevó a su casa y prometió repararlo, pero en la noche una voz le respondió que no lo hiciera porque esos miembros rotos recordaban a los hermanos rotos, mutilados, enfermos y oprimidos. Actualmente se encuentra una imagen gigante de 25 metros a la que sólo se puede llegar por lancha.
Fiesta: 30 de agosto.

5
Cristo Negro o Señor Veneno

Se encuentra en el extremo derecho del Altar del Perdón de la Catedral de la Ciudad de México. El Cristo Negro se encontraba en la capilla del Seminario de Porta Coeli y en 1935 fue trasladado a la Catedral Metropolitana. La creencia popular es que el también llamado Señor del Veneno absorbe los padecimientos de los feligreses.

La historia cuenta que en el siglo XVIII, un clérigo tenía por costumbre besar sus pies después de terminar sus oraciones, pero cierto día, un delincuente quiso envenenarlo al creer que el sacerdote lo denunciaría por una falta en la que lo había descubierto. El malhechor inyectó veneno a la efigie sagrada para matar a su delator. Antes de que el padre pudiera cumplir su acto de veneración los pies del crucificado se elevaron y se tiñó de negro. El criminal al ver el milagro, se entregó a las autoridades.
Fiesta: 19 de octubre.

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