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“Hallar la mejor palabra es un desafío”: Leonardo Padura

En entrevista exclusiva con este diario, el autor cubano recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias dice que esperar reconocimientos es una "soberana tontería". 

Leonardo Padura se veía obligado a salirse temprano de las fiestas porque el viejo auto en el que andaba no tenía buenas luces para llevarlo al siempre lejano y humilde barrio habanero de Mantilla, donde nació y aún vive.

Entonces era un periodista que hacía reportajes hermosos y valientes y comenzaba a darse a conocer como escritor con un personaje sorpresivamente crítico, el policía Mario Conde, el cual lo primero que provocaba en el lector cubano era la urgencia de cerrar el libro y mirar sobre los hombros.

Hoy Mario Conde está jubilado, el auto de Padura es otro, pero el escritor sigue siendo el mismo que, como confiesa, le da vértigo ver su nombre junto a otros que han ganado el Premio Princesa (antes Príncipe) de Asturias de las Letras. "Me parece increíble que mi nombre de cubano de Mantilla, jugador de beisbol, aparezca allí".

"Creo que esperar premios como éste es una soberana tontería. Te llegan o no te llegan nunca, pero lo importante es trabajar, pues si no trabajas, mucho y bien, entonces sí que no llegan jamás", declaró en entrevista con El Financiero, todavía asombrado por el galardón recibido y agotado de tantas declaraciones y entrevistas.

Tras recordar que esta distinción es una de las más importantes de la literatura universal, expresó que la asume "más que como una meta (que nunca pude imaginar) o un punto de partida, como un reconocimiento a todos esos momentos difíciles que vive el escritor y que los sufre todos los días: porque cada palabra puede ser un conflicto estético y creativo, y encontrar la mejor palabra para lograr decir del mejor modo lo que piensas, es un desafío".

TOLERADO


Cuando Padura comenzó a darse a conocer como escritor había quedado atrás el llamado "Quinquenio Gris" (sus víctimas consideran que fue más que un quinquenio y mucho más oscuro que gris). No existía ya la práctica de silenciar a las voces críticas, a los homosexuales, a los que le hacían "el juego al enemigo". Sin embargo, permanecían sus remanentes.

Por ello no asombra que las primeras novelas de Padura fueran publicadas en el exterior y después reproducidas en la isla, aunque con tiradas reducidas. En fecha mucho más cercana como el 2012, cuando ganó el Premio Nacional de Literatura –el máximo galardón del país- no faltaron quienes criticaron la decisión con argumentos que no pasaban precisamente por la calidad del autor.

De ahí que, interrogado sobre si cree que a partir de ahora dejará de ser, para ciertos círculos cubanos de la cultura, candil de la calle y oscuridad de la casa, respondió que "ese es un problema de ellos. Yo hago mi trabajo, que es lo importante, y por ello obtengo las recompensas por mi trabajo. El resto es selva, como diría Tito Monterroso".

Padura y su obra provocan en Cuba muchos amores y algunos odios: "El amor es una percepción normal de mis libros: a mucha gente les gustan, los disfrutan, se identifican con ellos, con sus personajes e historias. El odio... ¿para qué hablar de eso? Es un problema de los que odian, no mío".

LUCÍA, CONDE Y LA LITERATURA CUBANA

Padura y Lucía (López Coll, su esposa) son mucho más que dos.
"Lucía es casi todo. Mi mujer y mi compañera, mi primera lectora y mi colaboradora en los trabajos de cine, mi conciencia crítica y social. De mi cabeza para afuera no sale nada que no haya sido consultado con ella, que es el espíritu reflexivo, sosegado que a veces a mí me falta. Todo lo que he conseguido como escritor ha sido al lado de ella, con ella y en buena parte, gracias a ella", destaca el autor.

Precisamente Lucía y él son los guionistas de una serie de cuatro películas con sus primeras novelas del ciclo Las cuatro estaciones.
"Espero que el año próximo se pueda ver a un Mario Conde de carne y hueso... Ya se está filmando en La Habana. Es una producción española, con director español (Félix Viscarret), equipo mixto y reparto casi completamente cubano, con Jorge Perugorría (el más conocido actor de la isla de estos tiempos) como Conde".

En cuanto a la literatura cubana actual, aunque reconoció que sus investigaciones para escribir novelas le llevan casi todo el tiempo, consideró que es mucho mejor, más variada, profunda, crítica, mordaz de lo que se promueve fuera del país. "Además, su visibilidad es menor de lo que debería ser dentro de la propia isla, pues las ediciones son muy limitadas y muy mal promovidas".

En cualquier caso –opina- el contexto actual es mucho más favorable que el de hace 30, 40 años, y habría que esperar un crecimiento de esta literatura, que siempre ha sido muy potente y que tantos escollos de diverso tipo (y no precisamente culturales) ha tenido que enfrentar a lo largo de estos años.

Recientemente se le escuchó decir a Padura que no se consideraba el escritor más talentoso de su generación, sino el más trabajador. "Lo sigo pensando, nada ha cambiado". Hoy se ha convertido en el más conocido fuera de una isla que cambia asombrosamente.


Primer cubano en ganar el premio de las letras

Leonardo de la Caridad Padura Fuentes, Nardito para la gente de Mantilla, llega el 9 de octubre a los 60 años, la tercera edad ("que más bien debía ser la cuarta, porque queda muy poco para el final").
¿Cómo cree que influirá en la percepción de su obra ser el primer cubano en alcanzar el Premio Princesa de Asturias de las Letras?

"No lo sé, y no creo que sea importante. Lo que sí espero es que el premio sirva para reconocer a la cultura cubana, a la que me debo, de la que soy parte, desde la que escribo, vivo, pienso".

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