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Gardel pensó en México para terminar su última gira

La leyenda del tango hubiese cerrado su gira en la Ciudad de México, pero la muerte, inoportuna como siempre, entorpeció el plan. 

México era el cierre latinoamericano de la gira de Carlos Gardel en aquel fatídico 1935, cuando le sorprendió la muerte. Fue el 24 de junio. Partía de Medellín a Cali. El avión en el que viajaba se estrelló contra otra aeronave. Entonces nació el mito que sigue llenando páginas de diarios y conformando exposiciones en América y Europa.

A pesar de que no vino nunca a México (aquel sería su primer viaje, procedente de Panamá o La Habana), su figura y el género que dio a conocer al mundo, son venerados en este país.

El investigador Gustavo Varela y el bandoneonista César Olguín coinciden en que Gardel había incluido a México en lo que se convertiría en su último tour y de aquí viajaría a Estados Unidos, en donde ya había cautivado a Hollywood. Varela confiesa que tiene duda acerca de la ciudad de la cual procedería, pues él cree que era Panamá, pero en una entrevista con la prensa venezolana, el propio Gardel dice que antes de viajar a esta capital iría a La Habana, Cuba.

Aquí, el compositor se hubiera encontrado con un un lenguaje musical parecido al suyo.

"El tango no estaba tan alejado de México", advierte Olguín, quien participó en la grabación del álbum Tangos prohibidos de Oscar Chávez en 1998. Cuenta que el investigador mexicano Gastón Martínez Matiella, que en la década de 1990 mantenía un pequeño museo gardeliano en un restaurante de la colonia Condesa llamado Los años locos, hablaba de las coincidencias musicales entre la cultura argentina y la mexicana. "Destacados intérpretes y compositores a principios del siglo XX -fundamenta- hicieron tango, si se quiere con pinceladas mexicanas, pero ahí están los registros de compositores reconocidos como Agustín Lara, María Grever, Tata Nacho, Alfonso Esparza Oteo".
hijo de su tiempo latinoamericano

Para el también filósofo Gustavo Varela, este país es "la caja de resonancia más fuerte de América Latina" y lo era aún más en la década de 1930, en un panorama de países jóvenes plagados de inmigrantes.

De hecho, Carlos Gardel era entonces, la síntesis de lo que representaba Latinoamérica en el mundo.

"Hijo de inmigrantes, nacido en Francia, creció en un barrio pobre de Argentina y tuvo después acceso a las clases altas, por eso vestía de smoking, no como un obrero. Es el reflejo de la necesidad de ascenso de una sociedad", abunda el investigador en entrevista desde Buenos Aires.

En su estudio de la Ciudad de México, donde radica hace 35 años,César Olguín, director de la Orquesta Mexicana de Tango, relfexiona sobre la eventual visita de Gardel: "Sin lugar a duda debía haber sido importante, desde entonces México representaba un mercado muy importante para la música, como aún lo sigue siendo".
perfume de mujer

Carlos Gardel tenía fama de ser adorado por las mujeres. Y precisamente las mujeres son otra coincidencia entre el tango y el bolero, advierte el filósofo y escritor Gustavo Varela. "El tango es de consejo, de fuerte contenido moral, con una idea del amor más vinculada al abandono que a la consagración. El bolero es una celebración a la eternidad del amor, con todos sus vaivenes, mucho más amable en ese sentido".

Ambos géneros musicales son apasionados, explica el también conductor de un programa dominical de tango en la radioemisora 750 de AM en Buenos Aires. Cuenta que se considera que en 1917, cuando Gardel cantó Mi noche triste, comenzaron a escribirse letras para el tango, y defiende el verdadero mensaje de la lírica de este género, que se baila como una sublimación erótica en un abrazo.

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