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Frescos de Capilla Sixtina se vuelven blancos

Los famosos frescos de la Capilla Sixtina empiezan a volverse blancos, debido a la contaminación provocada por el enorme flujo cotidiano de visitantes que se maravillan con la obra maestra de Miguel Ángel, "El Juicio Final".

CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano reveló este jueves un secreto celosamente guardado: los famosos frescos de la Capilla Sixtina empiezan a volverse blancos, debido a la contaminación provocada por el enorme flujo cotidiano de visitantes que se maravillan con la obra maestra de Miguel Ángel.

Las autoridades de la Santa Sede advirtieron la pátina blanca en 2010 e iniciaron una investigación. El daño no era visible desde el suelo, pero la inspección reveló que partes de los frescos estaban cubiertos por una pátina blanca semejante a un glaseado de azúcar resquebrajado.

Aunque se desconoce la causa precisa, dijeron en una conferencia académica que la pátina polvorienta parecía ser de carbonato y bicarbonato de calcio, formados debido a los niveles crecientes de dióxido de carbono y humedad que atravesaban los muros porosos de yeso. La pátina fue retirada fácilmente y sin provocar daños, dijo Ulderico Santamaria, jefe del laboratorio de restauración de los museos.

El nuevo sistema de climatización de la capilla inaugurado esta semana podría prevenir los daños potenciales causados por la contaminación del aire ocasionada por casi seis millones de visitantes este año, dijeron las autoridades. Pero jamás habían dicho que el daño ya había comenzado y que el objetivo del nuevo sistema era impedir que se agravara.

Según Santamaria, los estudios demuestran que la pátina era superficial y no había penetrado ni se había mezclado con los colores, o sea que los frescos mismos no sufrieron daños. Añadió que la pátina no apareció en todos los frescos sino concentrada en algunas partes de la capilla, probablemente aquellas donde la absorción de humedad del aire o la condensación en los muros era mayor.

Para permitir que las multitudes continúen admirando El Juicio Final de Miguel Ángel, obra con 500 años de existencia ubicada detrás del altar, el Vaticano ha instalado sensores para monitorear humedad, polvo y niveles de dióxido de carbono, así como cámaras de televisión de circuito cerrado con el fin de contar el número de visitantes, de manera que el nuevo sistema de enfriamiento y ventilación pueda ajustarse según el caso.

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