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Feyisa Lilesa, tras protesta en Río, se instala en EU

Cuando el etíope Feyisa Lilesa hizo un gesto antigubernamental durante el maratón de los Juegos Olímpicos Río 2016, ha tenido que viajar de país en país debido a que teme regresar a casa. Ahora ha conseguido una visa especial que lo mantendrá seguro hasta enero, pero teme por cu familia que dejó en Etiopía.

Desde los Juegos Olímpicos de Río, cuando Feyisa Lilesa hizo un gesto antigubernamental durante el maratón, ha tenido que viajar de país en país debido a que teme regresar a casa. Teme por su familia que dejó en Etiopía. Sus hijos pequeños le preguntan sobre cuándo volverá. No sabe qué responderles de momento.

Lilesa captó la atención mundial cuando cruzó sus muñecas en la meta el mes pasado en Brasil, al ganar la medalla de plata. Hizo el gesto para que el mundo supiera de la represión en Oromia, su región natal.

Preocupado por lo que podría pasarle al regresar a su país, Lilesa permaneció dos semanas y media adicionales en Río antes de llegar a Estados Unidos hace una semana con una visa de habilidades especiales, que le permitirá entrenar y competir hasta enero. No ha visto a su esposa, a su hijo de cinco años e hija de tres años desde el 17 de agosto.

"Si hubiera regresado a Etiopía con mi medalla, esa hubiera sido el peor arrepentimiento de mi vida", dijo Lilesa mediante un traductor en una entrevista con AP. "Quería ser la voz de una historia que no recibe ningún tipo de cobertura".

La región de Oromia ha sido sacudida por masivas protestas contra el gobierno en los últimos meses. El gobierno promete ahora tomar medidas drásticas para lidiar contra la mala gestión, la corrupción y nepotismo. Pero el gobierno no ha dado señales de una apertura hacia la oposición.

Muchos usuarios en las redes sociales han cambiados su fotos de perfil con la imagen de Lilesa cruzando sus muñecas, y mucho le describen como un héroe nacional por alzar la voz.

El gesto de cruzar las muñecas ha sido usado con frecuencia por la oposición en las manifestaciones recientes como señal de resistencia pacífica. También por la población musulmana cuando se rebeló contra el gobierno. Significa estar esposados por las fuerzas de seguridad.

Esa solidaridad es algo que ha conmovido a Lilesa. "Me da esperanza — que sigan mis pasos y digan 'basta''', dijo Lilesa, quien no contempla pedir asilo político.

De 40 millones, los oromos son el grupo étnico más grande en Etiopía. Su región ha sido foco de protestas contra el gobierno desde noviembre de 2015 que, según activistas, han dejado más de 400 muertos.

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