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Fallece la artista plástica Marysole Wörner Baz

Nació en la Ciudad de México en 1936, en el seno de una familia dedicada a la pintura, así que desde temprana edad mostró su talento. Era miembro de la Generación de La Ruptura, y pionera en integrar elementos prehispánicos a su obra.

La artista plástica Marysole Wörner Baz, miembro de la Generación de La Ruptura, pionera en integrar elementos prehispánicos a su obra, murió la víspera en Tepotzotlán, Estado de México, informó la Secretaría de Cultura capitalina y la cuenta de Facebook de la creadora.

Destacada por su arte solidario, humanista y sombrío, la artista plástica había expuesto en marzo pasado Escultura, en el Antiguo Atrio de San Francisco, como parte del Festival México Centro Histórico, donde se anunció que tras tres meses de exhibición comenzaría una itinerancia por los centros culturales-comerciales del Grupo Carso, así como fuera de la ciudad.

Hace tres meses, quizá presintiendo el desenlace, pues acababa de sufrir un derrame cerebral, Wörner donó su acervo a la Fundación Carlos Slim, en una acción atípica porque ésta no coleccionaba obra contemporánea. Se trataba de unas 300 piezas, entre escultura en metal y piedra, óleos y dibujos, que abarcaban seis décadas de creación.

Wörner nació en la Ciudad de México en 1936, en el seno de una familia dedicada a la pintura, así que desde temprana edad mostró su talento; se dice que tenía ocho años cuando creó su primer claroscuro, donde se observa a una serie de personas con una hoguera en medio.

Pionera en integrar elementos prehispánicos a su obra, la temprana atención que logró de la crítica de entonces y el lanzamiento inicial de su carrera en Francia, le permitieron mantenerse al margen del enfrentamiento generacional que, a finales de los años 50 y principios de los 60, prevalecía en el ámbito de las artes plásticas mexicanas.

En su primera etapa como pintora, a pesar de pertenecer a la Generación de la Ruptura -que representaba Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Alberto Gironella, entre otros-, estuvo más apegada a los artistas europeos exiliados en México, como Remedios Varo, Leonora Carrington, Mathias Goeritz, Francisco Moreno Capdevila y Benito Messeguer.

Sus creaciones se caracterizaron por su vivacidad, fiereza y una profunda carga emotiva que puede distinguirse en sus paisajes, retratos y esculturas. Algunos de sus cuadros, especialmente en los que manifestó su etapa como alcohólica, en la década de los 70, reflejaron su fuerte carácter. Fue justamente después de un largo proceso de rehabilitación, cuando la artista regresó al campo artístico con una visión y una obra más madura.

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