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Fallece el editor Francisco Porrúa

El editor español-argentino Francisco Porrúa murió a los 92 años a causa de neumonía. Era considerado uno de los impulsores de la fama del llamado 'boom latinoamericano'. Entre muchos otros títulos, editó "Cien años de soledad", de García Márquez.

Víctima de una neumonía que lo mantuvo hospitalizado por varias semanas, el editor español Francisco Porrúa falleció ayer a los 92 años. Su aportación al mundo de las letras fue grande. Editó Rayuela, de Julio Cortázar, y Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Fue el primero en traducir al español títulos de Ray Bradbury y J.R.R. Tolkien, como El señor de los anillos o El Silmarillion. De acuerdo con el diario argentino Clarín, su obra fue clave para que "miles de lectores en el mundo conocieran a Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Manuel Puig, Alberto Girri, Juan José Saer y Alejandra Pizarnik, entre otros". 

Porrúa –nacido en La Coruña, 1922– llevó a cabo una nueva forma de editar literatura de ciencia ficción. Además, contribuyó a ampliar de manera significativa el número de escritores del género. A varios de ellos los volvió sumamente populares.

"Porrúa era un loco de la ciencia-ficción. Tenía conocimientos exhaustivos del género. Y no recuerdo nunca que haya afirmado que Ray Bradbury era un autor de género. Creo que lo consideraba un gran poeta. Dos de los mejores textos sobre ciencia-ficcion y sobre literatura fantástica (los dos del británico David Pringle) los editó él en su colección Minotauro", escribió el periodista Ernesto Ayala en el diario El País.


Recibió, entre otras distinciones, el reconocimiento al Mérito Editorial en 2003, que concede la Feria Internacional del Libro de Guadalajara; el Premio Gabriel a la Labor de una Vida en 1999, otorgado por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, y el reconocimiento por "Treinta años de dedicación al género", de Editorial Gigamesh.

En México, las reacciones a la muerte de Francisco Porrúa no se hicieron esperar. El presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, se unió al duelo a través de su cuenta de Twitter:


Durante los últimos meses de su vida, Porrúa se alejó del trabajo editorial. Sin embargo, según han señalado fuentes familiares a diversos medios de comunicación, nunca dejó de leer. Los libros eran su gozo, su pasión. "Estaba espléndido de la cabeza, pero su salud física estaba deteriorada", dijo su hijo a El Clarín

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