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Este mexicano tiene ‘casa llena’ en EU

Como único mexicano dueño de un equipo de beisbol clase AA y propietario minoritario de uno A Avanzada y otro de la MLB, Fernando Aguirre complementa su exitosa carrera.

Antes de que fuera presidente de Procter & Gamble (P&G) en México y director de Coca-Cola, la pasión de Fernando Aguirre era el beisbol. Su amor por la pelota surgió desde su niñez. Roberto, su padre, fue gerente general del Diablos Rojos del México al final de la década de 1960. Cuando tenía 5 años le enseñó a jugar en los campos ubicados en Churubusco, en la Ciudad de México. Luego lo inscribió en la recién fundada Liga Olmeca, en 1963. Con 12 años, el niño ganó el campeonato nacional que se realizó en Mazatlán.

La afición del joven coincidió con el inicio de la carrera de Pete Rose con el Rojos de Cincinnati, su futuro ídolo. "Lo veía por la televisión, era imparable; ahí lo comencé a admirar. Cuando La Gran Máquina Roja ganó la Serie Mundial de 1975 y 1976, me terminé por enamorar de la franquicia", dice en entrevista con El Financiero.

A los 17 años, cuenta, se fue a Bethalto -un pueblo localizado en el suroeste de Illinois, Estados Unidos- para cursar la licenciatura en Negocios y perfeccionar su inglés. Ingresó a la Universidad del Sur de Illinois, en la que fue becado por el programa de beisbol. "Los compañeros del colegio se burlaban de mi acento, aunque nunca recibí actos discriminatorios como otros mexicanos", recuerda.

Terminó sus estudios y comenzó su carrera empresarial en 1981 en P&G, en la que ocupó varios cargos dentro de la empresa. En 2004 se convirtió en presidente de Chiquita Brands, compañía que produce y comercializa plátanos. Dos años después, Robert Castellini, propietario de la empresa de vegetales y frutas que lleva su nombre, se convirtió en el dueño mayoritario del Rojos.

"Hablé con el señor Castellini, a quien ya conocía anteriormente por mi papel en Chiquita Brands. Me comentó que había espacio para ser propietario minoritario de esa organización. No lo pensé, le dije que estaba interesado y así me uní a la organización. Esa decisión me llevó a conocer a Rose tiempo después. Fue un sueño hecho realidad", sostiene Aguirre, quien es uno de los dos empresarios mexicanos que tiene participación en equipos de las Grandes Ligas.

Castellini fue quien le presentó a propietarios de franquicias de Ligas Menores como Chuck Greenberg, quien en ese momento era dueño de tres organizaciones, incluido el Pelícanos de Myrtle Beach (Carolina del Sur), filial de categoría A Avanzada del Cachorros de Chicago.
"Me invitó a tener una participación minoritaria y acepté.

Posteriormente, me convertí en copropietario. Fue mi primera inversión en las Menores. Gracias a que tengo participación recibiré un anillo de Serie Mundial", dice.

Aguirre continuó relacionándose con otros empresarios, hasta que tuvo la oportunidad de convertirse, en 2015, en el propietario del Seawolves de Erie (Pennsylvania), equipo de categoría AA afiliado al Tigres de Detroit.

"Como dueño de Ligas Menores no tengo poder sobre los 25 peloteros que tenemos en la franquicia. Si me informa Detroit que necesitan a un jugador, es mi responsabilidad trasladarlo a Toledo, Ohio, donde está la sucursal AA del equipo, o donde lo necesiten. Las decisiones que tomo son respecto al estadio, la venta de entradas, el personal directivo y el staff de entrenadores del equipo", señala.

El otrora director de Levis descarta comprar una franquicia de las Grandes Ligas en un futuro, debido al alto precio que tienen. "Se necesita mucho capital y tiempo para atenderla. No estoy dispuesto a hacerlo, me encuentro feliz con lo que tengo. La única inversión en la que me arriesgaría sería en de nivel AAA, porque tengo la experiencia para sostenerla".

El hombre de negocios de 59 años también habla sobre política. Dice que las acciones del presidente Donald Trump no sólo les afectan a los inmigrantes mexicanos, sino también al resto de personas que viven en Estados Unidos. "Los empresarios estábamos esperando algo diferente a lo que sucedió en la elección presidencial. Nos obligó a ser flexibles y adaptarnos a las condiciones que se nos presentan. Todos los días puede pasar algo inesperado".

Aguirre, quien actualmente es director de Barry Callebaut -la chocolatera más grande del mundo-, acepta que con la llegada del republicano el mercado accionario subió.

"Me ha ido bien en mis inversiones, no lo puedo negar. Es muy pronto para dar un balance, hay que esperar a que termine el primer año de su gobierno para dar una opinión. Lo que sí se puede hacer es una planificación en caso de que pase algo extremo. Trump nos tira curvas todos los días y tenemos que estar preparados para eso", sostiene.

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