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En las playas de Brasil no sólo se juega al futbol

Quizás el futevolei sea el secreto del Jogo Bonito de los brasileños. Este popular deporte nacido en las playas cariocas es practicado a diario por cientos de personas que luchan por hacer "El Ataque del Tiburón", la jugada maestra.

RÍO DE JANEIRO.-  El movimiento más impresionante en los deportes brasileños no tiene nada que ver con el futbol, tiene lugar en la arena y se le conoce, divinamente, como El Ataque del Tiburón.

Aunque la mayor parte de la atención en esta ciudad se enfoca en la Copa del Mundo, los fanáticos que caminan por las playas aquí también podrían sentirse cautivados por un juego en el cual los jugadores rutinariamente se lanzan al aire, retuercen el cuerpo en todas direcciones y elevan los pies a más de 1.8 metros del sueño. El deporte se conoce como futevolei y su movimiento característico es fascinante.

El juego, que nació en las famosas playas de Copacabana en los años sesenta, incluye a un par de competidores en cada lado de una red que juegan voleibol de playa sin usar las manos. La creatividad es el rey: los jugadores usan los pies, hombros, pechos, cabezas y cualquier otra cosa que sería legal en un campo de futbol para devolver la pelota por encima de la red. Un toque suave, piernas poderosas y reflejos rápidos son vitales.

También lo es una cierta cantidad de audacia, particularmente para quienes quieren intentar El Ataque del Tiburón, un movimiento creado por Leo Tubarão – cuyo apellido se traduce como "tiburón" – que es esencialmente el equivalente del futevolei de la picada del voleibol o el tiro sobre la cabeza del tenis.

Para realizar el movimiento, un jugador tiene que saltar lo suficientemente alto para que su pierna pase sobre la red antes de empujar la pelota hacia abajo con la planta del pie. Hecho correctamente, es casi imposible de defender; mal hecho, puede resultar en una lesión muy grave.

"He visto a personas colgadas con los pies de la red", dijo Leo Lindoso, un jugador habitual en los partidos en Copacabana que también juega en torneos de alto nivel. "Eso no se siente bien. Tienes que ser cuidadoso".

La mayoría de los jugadores sabe que no debe intentar El Ataque del Tiburón a menos que reciba un pase perfecto, comenta Lindoso. La mayor parte de las veces, los equipos hacen un tiro apenas por encima de la red o tratan de mover a sus opositores hacia una dirección antes de regresar la pelota rápidamente al otro lado.

Leonardo Souza, un portero en Botafogo que ha jugado durante 12 años, aseguró que aprendió rápidamente que El Ataque del Tiburón no es para principiantes. "Me lesioné la espalda y tuve que ir a terapia después de intentar el movimiento", refirió.  

La mayoría de los jugadores coincidieron en que la habilidad más útil es el control del balón con el pecho. Con esa gran superficie para recibir la pelota, comparado con la rodilla o el empeine, el pecho del jugador es generalmente su herramientas más confiable al realizar un pase.

Sin embargo, los pases de pecho pueden resultar problemáticos para las jugadoras, afirmó Aline Teixera, una doctora en Río que trata de jugar en partidos competitivos varias noches a la semana. La mayoría de las chicas intentan recibir el esférico más cerca de los hombros, comentó. 

Teixera, quien a menudo juega mientras sus hijos pequeños excavan en la arena cerca, indicó que jugó hasta que tuvo siete meses de embarazo: "sólo me detuve porque mi abdomen era demasiado grande y me preocupaba que la pelota lo golpeara". Ocho semanas después, Teixera volvió a practicar futevolei.

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​La popularidad del futvolei está creciendo rápidamente en todo el mundo. Este deporte brasileño ahora puede encontrarse en países como Italia, Israel y Australia.

En Estados Unidos, está el naciente Pro Footvolley Tour, aunque el deporte sigue tratando de cobrar impulso.

Dentro de Brasil, los partidos de futvolei difícilmente son exclusivos de Río – muchos de los mejores jugadores actualmente provienen en realidad de Brasilia – pero aun cuando el deporte es bien aceptado, es difícil que los mejores jugadores se ganen la vida gracias a él.

Eduardo Alessandro Paiva, también conocido como Magrão, fue uno de los mejores jugadores de Brasil y compitió internacionalmente durante la década del 2000. Ahora trabaja como ingeniero petrolero y dice que jugaba sólo esporádicamente."La cantidad de dinero no es buena. El futvvolei es un deporte que abre puertas; no soluciona tu vida", asegura. 

Para la mayoría de los brasileños, eso está bien. Los partidos de futvolei típicamente se dan cuando termina la jornada laboral, y si uno observa con atención, a menudo es posible ver fajos de billetes enrollados metidos en los costados de las redes. Apostar a los partidos es común. Romario, un ex futbolista estrella brasileño que ahora es político, es un frecuente jugador de futvolei en su barrio de Barra.

Souza, el portero de Botafogo, dijo que trabajaba hasta las 7 de la noche la mayoría de los días y luego iba a la playa a jugar. Sus partidos son típicamente por entre 50 y 100 reales (entre 22 y 44 dólares aproximadamente), y cada partido se juega a 18 puntos. Souza ha visto partidos con apuestas 10 veces más altas, aunque ese no es su nivel preferido.

Para él, como para muchos otros jugadores, el futvolei gira en torno de la arena, el sudar y la oportunidad, solo quizá, de elevarse alto y realizar un Ataque del Tiburón perfecto.

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