After Office

El terrorismo mediático quizá no genera muertos, pero es muy letal


 
José David Cano

Es uno de los analistas más reconocido en Latinoamérica. Siempre resistente a los usos, abusos y costumbres del poder, Carlos Fazio nuevamente analiza, desenmascara y evidencia la realidad del país en su más reciente trabajo: Terrorismo mediático / La construcción social del miedo en México. En él desmenuza -de manera puntual- el uso de los medios de comunicación para distorsionar la opinión pública en pro de los intereses económicos y políticos de ciertos grupos de poder.
 
"Si todos los medios dicen que algo es verdad, es verdad, incluso si es falso..." Así comienza la síntesis del nuevo libro de Carlos Fazio. Y habría que hacerle caso: aunque nacido en Uruguay, él lleva más de la mitad de su vida informando y examinando y debatiendo sobre la actualidad de nuestro país; lo hace desde su triple faceta de escritor, periodista y profesor universitario.
 
De hecho, este nuevo volumen, que ha sido editado por Debate, nació en parte en el aula. Al menos es lo que nos explicaba hace unos días:
 
-La génesis del libro de alguna manera se va gestando a partir de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, que coinciden con mi entrada a la UNAM; fue justamente en esos momentos, en octubre de 2001, cuando comienzo a escribir una primera nota sobre la mentira, como arma de guerra del Pentágono... Es un tema que naturalmente empiezo a trabajar al ver cómo se va montando toda esa operación en Afganistán e Irak. Porque, además, el tema de la información, el tema de lo militar y de la mentira como arma de guerra eran temas que yo venía trabajando como periodista.
 
-En el libro usted parte de los atentados en Estados Unidos, para después hacer un manual de la historia contemporánea de nuestro país; una historia en la que abundan los vínculos de los poderes fácticos con la clase política, así como de los mass media con el poder en turno.
 
-Lo que yo veo es que, a partir de las Torres Gemelas, en México se dan también casos preocupantes, varios de ellos enmarcados en periodos electorales; se da, por ejemplo, lo de los video-escándalos... Es ahí que el papel de las televisoras se va profundizando. No es que Televisa no hubiera montado su emporio en la segunda mitad de siglo XX, sino que a comienzos de este siglo XXI, sobre todo luego de los años noventa, se da una serie de fusiones de compañías (aéreas, automotrices, de comunicación), creando a su vez empresas más poderosas. Son grandes propietarios que se van concentrando en las áreas de comunicaciones y otras empresas monopólicas. Bueno, eso coincide también, y además, con mi entrada a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y, hablando con el rector, me propone hacer un libro sobre el nuevo poder de las televisoras en México.
 
-Algo queda claro: es preocupante el ascenso de poder no sólo de las televisoras, sino de los grandes corporativos, del capitalismo depredador...
 
-Por supuesto. La preocupación es que la gente no se dé cuenta cómo funcionan estos medios bajo control monopólico-privado... Entonces yo me ubico del lado del periodismo, o en este caso de la escritura de un libro, tratando de sintetizar y explicar (con lenguaje periodístico) todo ello; he querido hacerlo lo más ágil posible, lo más novelesco posible, si cabe la expresión, apuntando en él fuentes y documentos, para explicar estas (a veces) contradicciones aparentes. Digo que son aparentes porque muchas de ellas obedecen a una estructura de clases. Justamente uno de los ejes del libro es que sí hay terrorismo mediático, el cual tiene que ver con los medios que están bajo control corporativo-privado, y que responden y son parte de una plutocracia. En el caso de México, esa plutocracia está integrada por los Slim, por los Zambrano, por los Salinas; hay casos muy evidentes: Azcárraga Jean y Salinas Pliego son parte de esta plutocracia, y son además propietarios de medios; ni qué decir de la familia Vázquez Raña... O sea, vamos viendo cómo en México un puñado de mega millonarios de Forbes ya no sólo tiene medios de comunicación que defienden los intereses de los poderosos, sino que defienden sus propios intereses. Entonces ése es uno de los ejes: el vínculo plutocracia y, a su vez, ésta misma vinculada con el poder, con el capital trasnacional-internacional, con los medios como parte de esa cadena (en el papel de reproductores de la ideología dominante, en el papel de generar una falsa opinión pública).
 
-En algunos casos es verdaderamente vergonzoso la falta de ética y moral de muchos de estos medios de comunicación...
 
-Desde luego. El fenómeno que nosotros vemos más claramente, a comienzos del siglo XXI, es cómo locutores y presentadores de noticias en radio y en televisión no sólo están en Televisa sino que pueden estar en Milenio, porque los dos son grupos multimedia, y viceversa. Es decir, cómo unos 30 o 40, llamémosles periodistas genéricamente, se mezclan como publicistas, como propagandistas. O sea, hay una mixtura ahí. Son quienes bajo la coartada del periodismo, de la libertad de expresión, o de esa otra coartada que dice "nosotros sólo somos los mensajeros", en realidad están construyendo, están modelando una opinión pública, al uso y para el interés del gran capital. Y esos mismos elementos son los que a su vez generan la segunda parte del título del libro, que es "La construcción social del miedo". Porque esos mismos periodistas, en donde incluso muchas veces hay personas que no vienen del ámbito periodístico sino de la academia, y que tienen gran visibilidad mediática, son los que hacen opinión en los medios. Lo que vemos es cómo a través de ellos, en determinadas coyunturas, se van haciendo construcciones sociales, fabricando esto que Chomsky llama la ingeniería del consenso y el control elitista de la sociedad. Chomsky habla de 3 elementos: una masa atolondrada, que sería la gran mayoría de las personas; una clase especializada, que es la de estos medios, la de quienes trabajamos en estos medios; y un tercer factor, que es el de los amos del poder. Entonces, en el libro lo que yo planteo en un primer capítulo es analizar los conceptos que son claves para entender cómo funciona esta forma de terrorismo, que aparentemente no genera muertos, pero que es muy letal, y cómo en determinadas coyunturas se va fabricando también el miedo...
 
-En el libro, aunque de manera coyuntural, aborda la guerra de Felipe Calderón contra las drogas...
 
-Ese podría ser un buen ejemplo. Aunque no es una materia del libro, está señalada la falsa guerra contra las drogas de Felipe Calderón. Lo que yo planteo es cómo a partir de una falsa guerra contra las drogas, en realidad lo que se trató de generar, a partir de la construcción de un enemigo interno: el narcotráfico, es caos y una violencia caótica y de apariencia demencial (porque es planificada), que llevó no sólo a una catástrofe humanitaria sino fundamentalmente, que es lo que no se ve, a un desplazamiento forzoso de población y a una generación de terror y miedo en sectores de la sociedad que estaban organizándose a favor de sus territorios; por ejemplo, por el agua, por la propia tierra o por los recursos naturales que están debajo de sus tierras. Fue una ofensiva de corte neocolonial, que tiene que ver con proyectos del gran capital, del capital depredador. Entonces, ahí está claro como parte de lo que se vende como "información", así, entre comillas, en realidad es propaganda, y cómo parte de esta propaganda o falsa información o desinformación, ayuda a construir determinados escenarios.
 
 
 
 

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