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El Tata también era un gran músico

Ayer falleció Jorge Arvizu, el hombre que dobló las voces de personajes que hoy son inolvidables para muchas generaciones. Sin embargo, el actor también tenía una pasión que pocos conocían: el jazz. 

Pocos lo sabían: Jorge Arvizu era músico. Hace más de 15 años se juntó con el compositor y director de orquesta Rodrigo Escamilla y ambos se subieron a cuanto escenario les permitieron. Aunque nunca estudió formalmente, no era un improvisado. Las percusiones fueron los instrumentos que abrazó hasta el final de sus días.

Desde niño asimiló su gusto por la música. Como no pudo inscribirse a una escuela profesional, empezó a juntarse con quienes ya practicaban esta disciplina. Así aprendió a tocar batería, tambor, maracas, bongoes, güiro, claves… Hace cuatro años formó el Tata Jazz Ensamble, en el que permaneció hasta el año pasado, antes de que se enfermara.
De esta experiencia, Escamilla comenta:

"El Tata era un gran músico. Me hacía propuesta y yo realizaba los arreglos. Arreglamos canciones de su autoría al estilo jazz como Cocol night's, inspirada en la famosa frase: 'Quiero mi cocol', y Amo el mar. Era un músico total de jazz. No se dedicó por completo a esta disciplina porque para nadie es un secreto que no es fácil vivir de la música".

Ni sus compañeros de la serie donde nació el personaje, "La criada bien criada", conocían esta faceta, como lo confirma María Victoria. "Hasta ahora sé que tenía un grupo de jazz. Lo cierto es que era un hombre muy alegre. Se aventaba de todas partes, se caía y hacía muchas cosas que pocos artistas se atreven a realizar. También era juguetón y a todo le sacaba un chiste. Nunca tuve la suerte de que viniera a las fiestas que yo hacía en casa, porque siempre andaba de gira".

Jorge Arvizu despertó más su vena sonora cuando, en 1988, conoció al pianista Rodrigo Escamilla. Juntos realizaron la comedia musical "Muchachitos", producida por Televisa con música en vivo, en la que Escamilla era el director de la orquesta. El dúo nunca se separó.
"Cuando estábamos trabajando, nos dimos cuenta de que ambos teníamos una afición muy fuerte por el jazz, los dos lo amábamos en todos los sentidos. Entonces le sugerí que las bailarinas de Muchachitos danzaran salsa, pero al ritmo de jazz. El Tata aceptó y esa combinación fue gran éxito. Luego me volvió a invitar a hacer otros trabajos", narra Escamilla.

Esa versatilidad también la reconoce el actor y productor Jorge Ortiz de Pinedo, quien realizó el montaje de la obra El cocol mágico, escrita por Arvizu.

"Es una gran pérdida para la comicidad en México y para la actuación. Era un hombre con anécdotas fantásticas. Por ejemplo, me contó que en una ocasión vinieron de Disney para doblar una película y pidieron pruebas de voces. Él, como todos los actores, hizo varias escenas y de los 30 personajes, escogieron la voz de El Tata para 22. Era un tipo con un ingenio único y modulaba su voz de tal manera que lograba hacer desde Michael Corleone, en 'El Padrino', hasta el 'Súperagente 86', 'El Pájaro Loco' o 'Pedro Picapiedra', era un estupendo actor, no solamente una gente con buen humor, sino que era un actor con toda la barba", afirma Ortiz de Pinedo.

El jazz llevó a El Tata hasta Nuevo Orleans, lugar en el que en una ocasión pidió lo dejaron aventarse un "palomazo" con los músicos del escenario. Pero, además, si en algo gastaba este versátil artista era en la compra de las mejores percusiones, sin importarle el precio.


Al respecto, Rodrigo Escamilla expresa que Arvizu cuenta con una colección importante de percusiones y de música de jazz. Sobre todo de Ray Charles, su favorito:

"Esta parte del jazz la compartió conmigo. Yo era su pianista de cabecera y, además, era el único que lo aguantaba. Tocaba muy bien. Pero ni siquiera sus hijas conocían su talento, hasta que, en 2011, tuvimos un concierto con el Tata Jazz Ensamble y al oírlo se fueron de espaldas. Karina, su hija, creía que lo único que hacíamos era tomar y parrandear. Nunca se imaginaron que nos reuníamos a ensayar con nuestro grupo".

César Bono reconoce que a muchos comediantes les daba miedo trabajar con él, por lo bueno que era. Bono participó con El Tata en el programa de Luis de Alba 'El Pirruris' presenta y en montajes teatrales:
"Hicimos una muy bella amistad, yo lo disfrutaba mucho. Nunca lo sentí como una competencia, sino como un amigo, un maestro", concluye.

De su fase en el cine, José Carlos García de Letona, vicepresidente de Anima Estudios –con quien filmó Don Gato y su Pandilla- lo recuerda con admiración y cariño. Le atribuye el éxito de esa cinta, la más taquillera en México en 2011 que se exhibió comercialmente en 27 países, en gran parte al trabajo de El Tata:

"En Reino Unido la película se lanzó en inglés, pero con una enorme diferencia: no basamos al Benito del filme en el original de la serie en inglés, sino en el de El Tata, que era un personaje más noble, mucho más tierno, inocente y esa fue la personalidad que pusimos en la cinta", precisa García de Letona.

El Tata Jazz Ensamble desapareció el año pasado, porque el artista ya se cansaba mucho. Pero durante los 15 años anteriores se sumergió de lleno en las improvisaciones jazzísticas, primero, bajo el nombre Tata Cha y, después, con ese grupo que de alguna manera escondió una lado luminoso del artista.


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