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El tango, ese baile de machos, se pone zapatillas de mujer

Es un diálogo amoroso entre una mujer y un hombre que utiliza la cadencia, sensualidad y erotismo para el conquiste. El tango, esa danza que enamora y que cautiva a más personas en México.

Es una sensación compartida. Una danza improvisada en la que él y ella se hacen guiños a partir del cuerpo y la mirada, propuestas silenciosas a las que cada uno responde libremente, con creatividad, llevando al otro o dejándose llevar por él.

Así explica la bailarina y productora María O'Reilly la alquimia del tango, ese género de danza y música que mucho revela de la vida y del erotismo.

Pero como toda relación, advierte O'Reilly, no escapa a los clichés. Ha sido siempre un baile machista, dice. Porque el hombre da la pauta que la mujer sigue.

"En una buena pareja tanguera, él hace una propuesta que ella sabrá atender. Recibe el mensaje, lo siente, pero también propone y ambos se siguen: se convierte en un diálogo", aclara quien también es productora de espectáculos de tango.

Es con su propia compañía, ArTaller, que el 18 de febrero en el Teatro de la Ciudad estrenará Tangueros, espectáculo que da la vuelta al machismo tanguero, para mostrar la fuerza femenina.

"Escribí un guión sobre tres parejas en distintos momentos del enamoramiento: una muy joven, con una relación tierna; una mujer independiente que se va sola a bailar y se enamora de un forastero, y una pareja codependiente, incluso violenta. Todas son mujeres fuertes que van a tomar las riendas de su destino", explica O' Reilly, quien también participa en el cuerpo de baile.

La coreografía es de Víctor Cervantes y la parte musical está a cargo del quinteto nacional Entretango, con la participación de la cantante y actriz argentina María Inés Montilla.

No se lo pierda
Qué: Tangueros
Dónde: Teatro de la Ciudad, Donceles 36, Centro
Horario: Sábado 18 de febrero, 19:00 horas
Localidad: $320 a $520

La música incluirá un tema poco conocido de Astor Piazzola titulado Tanguedia, piezas clásicas como El día que me quieras, de Carlos Gardel y obras originales compuestas por el mexicano Carlos Gómez Matus, pianista y arreglista del grupo.

"El movimiento en México es cada vez más grande. Hace unos años había muy pocas milongas, como se le llama al lugar y al enveto donde la gente se reúne para bailar; ahora, sólo uno o dos días a la semana no hay milonga acá", observa la bailarina.

Ella se acercó al tango después de concluir su formación profesional, por lo que tuvo que aprender "al revés", cuenta.

Tuvo que reeducar a su cuerpo y soslayar los códigos aprendidos en la academia para seguir la marca de su pareja.

"Hay que desechar un poco esas estructuras para entender lo que el otro va plantear. A la gente que normalmente no baila y empieza a aprender tango le es más fácil sentir la marca, aunque a lo mejor le cuesta más dar la pierna estilizada o la postura, ese tipo de cuestiones físicas que los bailarines ya traemos", explica.

Y es ahí, en la improvisación, donde radica la vitalidad del tango, advierte la artista. "Garantiza que el género evolucione constantemente".

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