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El lujo de fumar un puro

Fumar y disfrutar un puro es una actividad que debe hacerse siguiendo determinadas reglas. Una de ellas es utilizar accesorios especiales como humidores para conservar el producto, fósforos largos y encendedores especiales. 

Los puros, llámense habanos o simplemente cigarros, encierran una historia que no siempre se ha contado con la prolijidad y el interés que merece, asegura Guillaume Tesson en su libro Puros, de Ediciones Larousse.

El tabaco de puro, originario de América, crece en cantidades significativas en zonas tropicales de México, Cuba, República Dominicana, Honduras, Brasil, Nicaragua, Venezuela, Estados Unidos, las Canarias (España), Camerún e Indonesia.

Sin embargo, así como el tequila o la champaña, los habanos también cuentan con una Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) que sólo incluye los puros mayores de tres gramos fabricados en la República de Cuba, bajo las normas de calidad establecidas por la industria tabacalera cubana, con variedades de tabaco tipo negro cubano, cultivado en regiones específicas del archipiélago, también protegidas como denominaciones de origen.

Aunque existen mexicanos amantes de estos cigarros, el mercado nacional no es muy importante para Cuba, ya que aquí no se encuentran todas las marcas que, por ejemplo, hay en España, Francia o hasta en el Oriente, pero sí están presentes las marcas principales como Cohiba, Montecristo y Partagás, mismas que se identifican a nivel mundial.

El mundo del fumador también tiene un ritual para degustar este producto hecho a mano con tabaco 100 por ciento puro.

"Básicamente se necesita cerillo largo de madera; no usar encendedores de gasolina porque afecta el aroma del tabaco, además de un buen cortador y saber cómo hacer ese procedimiento para poder disfrutar este producto que no es tan nocivo como lo puede ser un cigarrillo convencional", aseguró Jesús Andrés Fleiz Herrera, propietario de la tienda Habano 2000.

Pero el arte de fumar necesita de accesorios especiales como humidores para conservar el producto, fósforos largos, encendedores, cortadores, y por qué no, hasta ceniceros, aunque en México no hay tanta variedad como, por ejemplo, en Estados Unidos.

"Gran parte de los fumadores de puro son aquellos que siempre han fumado cigarrillos y que pretenden dejar de fumar en cierta forma, pero también los hay aquellos que gracias a sus amistades pasan a formar parte de las filas de consumidores de este producto", abundó Fleiz.

El Cohiba es de lo más costoso en habanos en el mercado, así que quien gusta de fumar dos puros al día también busca opciones más económicas, pero que también le dé un buen sabor de boca.

Los puros y habanos se pueden conseguir en cajas de presentaciones de 10 y 25. El costo de un Partagás Culebra (con tres piezas) es de 350 pesos, mientras que un Cohiba Robusto tiene el mismo precio versus un Cohiba Behike: 558 pesos.

Y como un buen platillo o un buen vino, el cigarro que es un producto con carácter, pero frágil a la vez, exige, según Guillaume Tesson, ciertas atenciones para lograr un perfecto maridaje con las bebidas.

"El cigarro se basta consigo mismo, pero no es reacio a estar en buena compañía. En función de su propia personalidad, de su fortaleza, pero sobre todo de los fumadores y de los expertos que lo degustan, experimentará otras facetas en presencia de un alcohol sabiamente escogido o de la sutilidad aromática de un coctel", se lee en su libro Puros.

De la mano de Xavier Liagle, barman galardonado en La Habana con el trofeo del Habanosomelier y de Colin Field camarero del Bar Hemingway del Ritz en París, Tesson creó una clasificación de los licores que combinan con los cigarros. El resultado fue: el coñac, el armañac, el whisky, el ron y cocteles como el Luchador III, Port Wine Cocktail, el Burgos, Vodka Smash, Serendipiti, Maya y el Cavalier, sin olvidar, el oporto, champaña cava, café, te o chocolate.

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