After Office

El hombre que vino del temple para ser gran líder

En esta obra, Anthony McCarten se enfoca en el uso de la palabra para alentar el espíritu de una nación ante el peligro del enemigo. Aquellos días en los que el lenguaje cumplía un cometido de altos vuelos.

Winston Spencer Churchill fue un edificio de la política del siglo XX. Más que eso: fue un monumento del lenguaje. Un estadista, si la palabra todavía tiene significado en un mundo plagado de populismo simplón y torpe.

Anthony McCarten ha escrito una obra fundamental para entender a uno de los grandes personajes de la historia universal: Las horas más oscuras, cómo Churchill salvó al mundo del abismo. El título puede parecer presuntoso y hasta exagerado. Pero no lo es. Al abordarlo -lectura placentera de horas- el lector tiene en claro que sí, que Winston -sobre el que se ha escrito tanto- tuvo las agallas para enfrentar a uno de los males más terribles que haya sufrido la humanidad.

Fue él -con su testaruda arrogancia- el que se dio cuenta que el nazismo avanzaba por Europa sin empacho alguno con una inédita capacidad de destrucción. Los días que colocaron a Winston en su lugar en la historia -mayo de 1940- son contados detallamente por este dos veces ganador del premio BAFTA como guionista.

La hora de la verdad no ha hecho más que empezar. Esto no es más que el primer sorbo, el anticipo de una copa amarga, que nos darán a beber año tras año”


No hay subjetividad en el dibujo. El mismo autor lo pone en claro. "Orador titánico. Borracho. Ingenioso. Patriota. Imperialista. Visionario. Diseñador de tanques. Metepatas. Espadachín fantarrón. Aristócrata. Prisionero. Héroe de guerra. Criminal de guerra. Soldado. Pintor. Periodista. Ganador del premio Nobel de Literatura. La lista continúa sin parar, pero ninguna etiqueta, tomada aisladamente, le hace justicia...".

Este Pie de Página se enfoca no en lo ya sabido del gran primer ministro británico en los años que habitó el 10 de Downing Street. Tiene la mirada puesta en lo que llamó la atención al McCarten: el uso de la palabra para alentar el espíritu de una nación ante el peligro del enemigo. Aquellos días en los que el lenguaje -el arte de la política, según Aristóteles- cumplía un cometido de altos vuelos.

Dice el autor: "Un hombre que en el fondo de su alma, más bien poética, creía que las palabras importan, que contaban y eran capaces de actuar para cambiar al mundo". Los memorables tres discuros de Winston fueron escritos en cuatro semanas. Y en ellos había algo de Cicerón, de Gibbon, de Platón, de Sócrates y Schopenhauer, seres desconocidos para la mayoría de los políticos actuales.

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