After Office

El Corona Capital, un berenjenal bajo agua

Cuando empezó Jungle, el agua ya había alcanzado a muchos que se resguardaron bajo la carpa del escenario Música Bizco Club. Entre el primer chubasco y segundo sucedieron dos horas,en las que Weezer y GusGus animaron la antesala del berenjenal.

El sábado, desde las 2 de la tarde las hileras de gente para entrar al Corona Capital comenzaron a alargarse. Algunos de los asistentes pudieron cambiar su boleto por un brazalete que la organización del festival hizo obligatorio desde tres días antes. La idea no tuvo buenos resultados, ya que en los accesos al Foro Sol se aglutinaron los espectadores para conseguir la pulsera que se convertiría en un estorbo.

Con la intención de que los visitantes no perdieran eventualmente dinero en efectivo entre los empujones, los operadores del espectáculo diseñaron un sistema de abono electrónico. Poco duró la efectividad de la ocurrencia. A las cuatro de la tarde el "sistema se cayó".

Por si fuera poco, los celulares se quedaron sin señal. Aquéllo fue el anuncio del caos. Ante el desorden, los food trucks comenzaron a aceptar billetes, como los ambulantes dentro del escenario que vendían cervezas a 90 pesos, shots de mezcal en 60 y hasta congeladas con alcohol al mismo precio.

Los asistentes trataron de imponerse a la desorganización. Caminaron por todo el autódromo para visitar los cuatro distintos escenarios. Las bandas que se presentaron antes de las 6 de la tarde no tuvieron ningún problema por el clima y sus consecuencias, que no fueron nada agradables. Kongos, Black Kids y Hercules & Love Affair comenzaron a congregar a sus fanáticos. Holy Ghost y Pond emocionaron a su público antes de que la primera lluvia lo estropeara todo, aunque la segunda hizo de aquello un muladar de espanto para los jóvenes.

Cuando empezó Jungle, el agua ya había alcanzado a muchos que se resguardaron bajo la carpa del escenario Música Bizco Club. Entre el primer chubasco y segundo sucedieron dos horas,en las que Weezer y GusGus animaron la antesala del berenjenal. Zedd y Massive Attack dividieron opiniones. Los segundos trajeron a cuento el tema de Ayotzinapa. En la pantalla apareció el letro que comienza a ser clásico de estos días: "Pienso luego me desaparecen".

Cuando el cielo se cayó, imperó el enredo: la gente se empujó debajo de las carpas, reinó la desesperación, se apagaron las consolas y el concierto se suspendió. Los organizadores no tuvieron remedios para una tormenta que lo echó todo a perder.

Ayer domingo se escuchó la cara B del mismo disco.

También lee: