After Office

El cineasta que está en la mira de los neonazis

Por tener el cabello oscuro y los ojos negros, el director de cine alemán Fatih Akin es segregado en su país y visto como "el otro". Su obra de bien podría ser un registro periodístico de lo que acontece en esa nación.

Por tener el cabello oscuro y los ojos negros, el director de cine alemán Fatih Akin, de origen turco, no sólo ha sido segregado en su país, donde dice, es visto como "el otro".

Su nombre aparece en la lista del sitio web Nuremberg 2.0 como objetivo para los neonazis. Eso, lejos de arredrarlo, lo conmina a continuar con el retrato de la actualidad alemana que ha trazado a lo largo de seis filmes.

"El neonazismo está presente en el día a día. Es el tema del que parten mis películas, que son cintas alemanas, con temas alemanes, pero que en todo el mundo son comprensibles", dice.

Su obra de ficción bien podría ser un registro periodístico de lo que acontece en su país. Días después de que Akin presentó en el Festival de Cannes su película In the fade, en mayo pasado, el ministerio de Defensa de Alemania anunció que investigaría la existencia de una red de extrema derecha infiltrada en su ejército.

Esta cinta narra el drama de una mujer alemana cuyo esposo turco sufre un atentado mortal junto al hijo de ambos. Tras un juicio promovido por la viuda (interpretada por Diane Kruger, ganadora del premio a la mejor actriz en Cannes por esta película), los responsables del ataque, un joven matrimonio neonazi, son declarados inocentes. Entonces, los papeles se invierten cuando aquélla lleva a cabo su venganza.

"El miedo está detrás de cualquier racismo. Creo que esa fue la razón por la que muchos estadounidenses eligieron a Trump. ¿Y qué hacemos cuando tenemos miedo? Nos volvemos agresivos. De eso trata In the fade, de cómo reaccionamos ante el miedo", dice el realizador, quien trabajó junto al mexicano Guillermo Arriaga en el guion de su película Al otro lado, estrenada en 2007.

In the fade se exhibió en el pasado Guanajuato International Film Festival (GIFF), que en su 20 edición le rindió homenaje. Su sorpresivo final, dice Akin, deja al espectador la decisión de elegir de qué lado está el mal.

"Eso pasa en todas mis películas, yo no puedo decir: 'estos personajes son los malos', por ciertas políticas extremas a las que llevan los nacionalismos, porque para mí, para mi familia, algunas personas pueden ser las malas, pero al mismo tiempo nosotros somos los malos para ellos. Por eso amo el arte, porque es el espacio donde puedo vencer mis miedos", dice.

Akin se declara un libre pensador, que cree tanto en la libertad creativa como en la libertad de acción y movimiento. Pero, ataja, está en contra de la anarquía. "Eso sería el caos; estoy convencido de que es bueno tener un Estado civil y leyes para una convivencia en armonía. La libertad y un Estado civil pueden brindar mayor protección a los ciudadanos, que es lo que todos queremos tener".

La realidad influye en su trabajo, reconoce el realizador.

"Pero me cuido mucho de no ser panfletario. Mis recursos provienen de los periódicos. Leo las noticias y me siento tremendamente pesimista. Pero al escribir, al filmar, soy optimista, porque estoy creando. Quisiera no hacerme tantas preguntas a la hora de filmar, pero no puedo. La realidad no es simple, el cine no tendría por qué serlo", asegura.

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