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El animal que habita bajo la máscara

'Caballo blanco' plasma la visión teatral de Alicia Martínez Álvarez, en su propia dramaturgia y dirección. Lleva 25 años dedicada al trabajo con máscaras y haciendo investigación de la escena, las tradiciones y la antropología de este elemento fantástico.

El lenguaje de la máscara propicia una evocación poética sobre la libertad, el respeto de las especies y la amistad en esta historia, basada en la película francesa Crin blanca, de Albert Lamorisse, en la que un caballo, un domador, un niño y un abuelo protagonizan el relato de un animal que se niega a ser domado.

Caballo blanco plasma la visión teatral de Alicia Martínez Álvarez, en su propia dramaturgia y dirección. Lleva 25 años dedicada al trabajo con máscaras y haciendo investigación de la escena, las tradiciones y la antropología de este elemento fantástico.

La teatrera explica que con el uso de máscaras, el lenguaje del cuerpo es distinto, como una escultura que se va creando poco a poco en escena.

"El teatro posee un rigor corporal, emocional, de presencia, que sin la máscara puede ser más sutil, pero con ella, es un rigor absoluto; le pide al actor un cuerpo, una voz, una respiración diferente y gracias a eso se transforma", explica la artista.

ACUDA
'Caballo blanco'
Teatro El Milagro 
Milán 24, Juárez
Sábados y domingos, 13:00 horas
Localidad: $100

Creada para un público familiar y niños a partir de 3 años, Caballo blanco es una invitación a recordar que en el hombre hay una animalidad que se va perdiendo. "La educación, si bien nos ofrece un cúmulo de información y posibilidades de desarrollo profesional, también nos aleja de la naturaleza, de nuestros instintos, de nuestras necesidades emocionales y afectivas. La relación del niño con el caballo en la obra nos recuerda que hemos perdido una libertad, porque estamos domesticados por las necesidades de diferentes sistemas económicos y sociales y no actuamos partir de nuestras necesidades y nuestros deseos", afirma.

En su experiencia con esta puesta, los pequeños entienden rápidamente que se trata de un juego. La reacción es muy hermosa, dice, porque se compenetran totalmente con la acción. "Me tocó oír la descripción que hacía de la obra un niño que apenas hablaba, y la contaba con onomatopeyas y gestos emocionados; el lenguaje en escena era muy cercano a él".

Caballo blanco es un espectáculo pensado para conmover y dejar fluir las emociones del espectador. "Apela al amor, a la amistad, la nobleza, la generosidad que a veces ya no recordamos", resume la dramaturga.

El montaje, que está en temporada en el Teatro El Milagro, es protagonizado por Alberto Cerz, Martín Pérez, Daniel Loyola, Fernando Huerta Zamacona y Edgar Alonso.

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