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Ehrenberg, epítome del artista contemporáneo

En su mano izquierda lucía el trazo de sus huesos y tuvo en suerte encontrarse con la muerte de los justos. No fue el cáncer lo que lo venció. Simplemente no despertó de un sueño vespertino. Felipe Ehrenberg falleció el pasado lunes en su casa de Cuernavaca.

Llevó tatuada la muerte. En su mano izquierda lucía el trazo de sus huesos y tuvo en suerte encontrarse con la muerte de los justos. No fue el cáncer lo que lo venció. Simplemente no despertó de un sueño vespertino. Felipe Ehrenberg falleció el pasado lunes a las 19:30 horas en su casa de Cuernavaca.

Pionero del arte conceptual, el fundador del colectivo Tepito Arte Acá tuvo una trayectoria de más de medio siglo. Discípulo de José Chávez Morado, Mathias Goeritz y Manuel Felguérez, desde el inicio de su quehacer artístico tuvo una actitud transgresora.

Las colaboraciones que publicó semanalmente en El Financiero iban firmadas con un conteo que no ha parado hasta ahora: los días transcurridos sin resolución de la matanza de Aguas Blancas en Guerrero, el 28 de junio de 1995.

"Es un pilar del arte contemporáneo en México. En su obra hay ironía, protesta. Estaba en contra de los estatutos tanto en la creación, como en sus actos; se exilió después de la matanza del 68", dice Enrique Guerrero, cuya galería lo representó en México los últimos cinco años.

Para Magali Lara, quien junto a Martha Hellion realizó la curaduría del Fondo Felipe Ehrenberg del MUAC, fue un parteaguas. Y la encarnación del artista contemporáneo.

"En su casa de San Jerónimo conocí a los chicanos, a muchos artistas latinoamericanos, tenía una capacidad de convocatoria que a mi generación le abrió el mundo", comparte.

"Desde que hizo los libros con Beau Geste Press (la editorial que abrió en el Reino Unido junto a Hellion en la década de 1970), o las obras de arte correo, que fueron las primeras que se hicieron aquí, fue siempre autogestivo".

En años recientes, tuvo dos exhibiciones en la Galería Enrique Guerrero. Apenas la semana pasada, el galerista le propuso a Ehrenberg montar una muestra en su nuevo espacio en Houston. Él le dijo que se sentía cansado y le pidió hablarlo después.

Después de autoexiliarse, regresó a México y, tras el terremoto de 1985, se enfocó en guiar a diversos colectivos para la edición de revistas independientes. "Alternativa, era una palabra importante para él", comparte Lara.

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