After Office

Descansa al fin el torrente vocal de Al Jarreau

Su voz, esa cálida catarata de sílabas sincopadas, llevaba en su cauce una vocación amorosa y terapeútica. El mismo que lo llevó del ejercicio de la sicología clínica a los escenarios del mundo.

Su voz, esa cálida catarata de sílabas sincopadas, llevaba en su cauce una vocación amorosa y terapeútica. El mismo que lo llevó del ejercicio de la sicología clínica a los escenarios del mundo.

"Al Jarreau tenía la necesidad de ver una sonrisa en donde no la había antes", dice la nota que en su sitio web anunció el fallecimiento, ayer en la madrugada en un hospital de Los Ángeles, de una de las voces más deslumbrantes que se han conocido. Tenía 76 años.

Al igual que su contemporáneo, Bobby McFerrin -con quien tuvo una amplia colaboración-, Jarreau vertía en los oídos el virtuosismo de su canto -y de sus narraciones- para disolver cualquier pesadumbre que estuviese incrustada.

Fue ya entrado en los 30 que aquel sicólogo de Milwaukee se precipitó hacia el jazz, como parte del grupo del pianista George Duke que se presentaba en un club de Los Ángeles, donde durante el día daba consulta. Ahí cultivó las influencias del scatt y el vocalise de John Hendricks, principalmente.

"Abarcó todos los géneros de jazz vocal y llegó a ser uno de los cantantes más populares y destacados", comenta el promotor musical Octavio Echávarri.

El intérprete de 'We're in this love together' exploró además el R&B, el pop y el trabajo con orquestas sinfónicas, lo que le permitió llevar a un territorio masivo algunas de las exquisiteces del jazz.

"Sin duda su legado fue llevar a un nivel de popularidad nunca antes visto, la habilidad de hacer de la voz un instrumento que interactuara realmente con los instrumentos propiamente dichos", considera Echávarri. "Bajó del pedestal muchos géneros musicales y llevó a un nivel masivo el arte del scatt".

A través de su sitio, la familia de Jarreau pidió al público no enviar flores, sino donativos a la Wisconsin Foundation for School Music.

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