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Debacle de los maratonistas mexicanos

En la década de los 90 cinco corredores nacionales ganaron el Maratón de Nueva York, pero desde el 2000 ninguno ha terminado entre los mejores 10; la falta de estructura es la razón que desató la crisis de esta disciplina tan gloriosa en el país.

El mejor tiempo que un mexicano obtuvo en las últimas 14 ediciones del Maratón de Nueva York fue de 2:14:10 horas, registrado en 2011 por Juan Luis Barrios, quien no es un especialista en la disciplina. El atleta, quien tiene como prueba fuerte los 5 mil metros, puso en evidencia la crisis por la que pasa los corredores nacionales, quienes tuvieron su mejor momento cuando ganaron cuatro veces en la rama varonil –entre 1991 y 1995- el certamen neoyorquino, cuya edición 46 se disputará el próximo domingo.

"Falta un programa gubernamental o privado que impulse a los atletas para que den los resultados de antes. Talento siempre lo ha habido, pero en México no hay estos proyectos porque a los gobiernos no les interesa. Ellos quieren resultados inmediatos, pero necesitan un proyecto a largo plazo. Antes lo había, pero lo impulsaban empresas particulares", explica Enrique Hernández, exmaratonista y actualmente entrenador.

En los Juegos Olímpicos de Río 2016 sólo hubo dos mexicanos en la prueba de varonil de maratón. Daniel Vargas, quien finalizó en la posición 54 (2:18:51 horas), y Ricardo Ramos, quien terminó en el puesto 120 (2:30:20 horas). Este último cuenta que no vivió un proceso infantil o juvenil en esta disciplina y que fue hasta los 29 años que lo comenzó a practicar formalmente.

"El problema es que no se cuenta con los apoyos necesarios para tener una preparación integral. Afortunadamente tengo el respaldo de la Sedena, pero también es muy importante que haya patrocinadores para que nos ayuden en viajes y competencias, pero muchos no los tenemos. En el maratón de alto rendimiento tienes que elegir si corres para bajar tus marcas o para ganar dinero. Lo ideal sería ir por ambos objetivos", señala Ramos.

El preparador agrega que en las décadas de los 80 y 90 había un nivel competitivo muy elevado entre los maratonistas, como Germán Silva (ganador del Maratón de Nueva York en 1994 y 1995), Benjamín Paredes (segundo lugar en Nueva York en 1994), Rodolfo Gómez (ganador del Maratón de Tokio en 1981), Salvador García (ganador del Maratón de Rotterdam en 1992), entre otros, debido a que entrenaban en grupos de 10 a 25 corredores. Enfatiza que había un código de conducta estricto y que estaban prohibidas las indisciplinas.

Posteriormente estos atletas se retiraron y se convirtieron en entrenadores, lo que provocó que los grupos de corredores se repartieran y se redujeran. A finales de 2009, Silva y Gómez encontraron dificultades para desempeñarse y emigraron para ofrecer sus servicios en otros países. El primero lo hace en Rotterdam, Holanda, en donde prepara a atletas para los maratones que se realizan en Europa, mientras que el segundo se estableció en Perú, donde encabeza el programa "Maratonistas Peruanos".

"(Los entrenadores) no pensamos si queremos a muchos maratonistas en nuestro grupo de trabajo, lo ideal es que así fuera, para poder repartir la carga de trabajo, se podrían plantear más estrategias de carrera y mejores entrenamientos. Estamos satisfechos si tenemos dos o tres atletas que estén mentalizados. Hay corredores que entrenan solos y han llegado más lejos en comparación a los que entrenan con un grupo", completa Hernández.

Mientras los maratonistas de alto rendimiento escasean, la industria del running en el país se popularizó. En lo que resta de 2016 hay ocho carreras programadas sólo en la Ciudad de México, de acuerdo al portal Run México, pero estas competencias no son del todo benéficas.

"Son eventos en los que de premio te dan una medalla y en muchas no hay bolsa (dinero) para el ganador. Para un deportista de alto rendimiento es ideal una carrera que te deje un ingreso y que te permita bajar tu tiempo. Éstas sirven para la gente que busca hacer ejercicio y divertirse", detalla Ramos.

OBJETIVO: TOKIO 2020
Ramos cuenta que la mitad del maratón de los Juegos Olímpicos de Río 2016 lo trotó debido a una contractura que tuvo en la espalda. Antes de ello, se encontraba en el pelotón que lideraba la competencia.

"Me di cuenta que hay el potencial para que Ricardo pueda llegar lejos. Sin la lesión hubiera terminado entre los mejores 20 lugares en Río. Actualmente tiene una marca de 2:10 horas y ese registro le permite calificar a cualquier competencia internacional, como el Mundial de Atletismo de 2017. El reto son los Juegos de Tokio 2020 y todo lo que viene antes de ese año; creo que se puede bajar ese tiempo. Me gustaría que calificara a Berlín o alguno de los otros cinco grandes maratones (Boston, Nueva York, Chicago, Londres y Tokio) porque sé que puede hacerlo. Su mentalidad es su mayor cualidad", menciona Hernández.

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