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Crisis olímpica, a seis meses de Río 2016

Hace siete años parecía una buena idea; hoy, a seis meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, tiene muchos pendientes. Para nadie es un secreto que la justa veraniega se ha convertido en una piedra en el zapato para el gobierno local.

Sólo faltan 183 días para que comiencen los Juegos Olímpicos y no, Río de Janeiro aún no está lista. Para nadie es un secreto que la justa veraniega se ha convertido en una piedra en el zapato para el gobierno local. Es como un dolor de cabeza que no sana, y que de hecho aumenta con el paso del tiempo. Y no es para menos: Brasil atraviesa por una de las peores crisis económicas de su historia, la más severa en 25 años.

Esto se explica en cifras: en seis años han salido de las arcas brasileñas 9 mil 578 millones de dólares para la organización de la competencia. La cantidad es abrumadora si se le compara con el presupuesto del Mundial de 2014, que fue 40 por ciento menor. Por eso los recortes financieros han sido constantes. La tijera ha llegado a tal grado que ninguno de los 10 mil 500 atletas tendrá televisión en su habitación. El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff no puede darse el lujo de consentir deportistas cuando casi un millón de sus ciudadanos carece de empleo.

En 2009 todo parecía un sueño. Río de Janeiro había desbancado a Madrid para organizar los Juegos Olímpicos. Todo fue fiesta y jolgorio en tierras amazónicas, en donde el PIB crecía a ritmos vertiginosos: 7 por ciento cada año. Pero el gusto les duró poco. Para 2013 la mayoría de los analistas ya preveía grandes catástrofes. Lo que comenzó como un sueño idílico terminó en una tortura.

A Londres le sucedió algo similar en 2012. El mundo vivía tiempos complicados a raíz de la crisis financiera de 2008. Europa comenzaba a desacelerarse. Y a una semana de que arrancaran las justas se armó un gran escándalo porque se reveló que la mayoría del gasto –11 mil 800 millones de euros– había salido del bolsillo de los contribuyentes, y no de las inversiones privadas, como había prometido el gobierno. Según la BBC, más del 60 por ciento de los británicos no quería que se llevara a cabo la competencia.

La realidad es que desde que comenzó el nuevo milenio pocos países han salido bien librados de los Juegos Olímpicos. Atenas 2004 fue un desastre económico debido a la corrupción. En 2008, Beijing organizó los más caros de la historia, aunque ahí los efectos sí fueron positivos, pues el gobierno invirtió en grandes proyectos de infraestructura. Sin embargo, en Londres los dividendos fueron intangibles, sin grandes beneficios para los ciudadanos, según ha estimado Goldman Sachs. Y sobre Río de Janeiro será mejor no hablar, porque hasta el virus del Zika es una preocupación extra.

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